Aunque en un principio no consiguieron hacer germinar las semillas maduras, lo consiguieron cultivando en su laboratorio partes de los frutos, correspondientes a “tejido placentario”. La teoría principal del equipo ruso es que las altas cantidades de sacarosa encontradas en las células del tejido podrían haber servido para preservarlas; una técnica que también se usa en medicina para preservar vacunas en continentes africanos muy calurosos, en los que no se las puede hacer llegar a su destino congeladas.

Pero el estudio va aún más allá. La criopreservación natural de tejido vegetal durante muchos miles de años demostraría el papel del permafrost como depósito de un acervo genético antiguo. De este modo, si usaran esta misma técnica de cultivo de tejidos, se podría incluso revivir plantas ya extintas. 

Según las declaraciones para la BBC del doctor Probert, «predecimos que las semillas permanecerían viables durante miles, posiblemente decenas de miles de años. […] Entonces, también existe la oportunidad de resucitar plantas con flores que se han extinguido, de la misma manera que hablamos de devolver la vida a los mamuts, el mismo tipo de idea que en la película Jurassic Park».

 

Referencias:

Yashina, S., Gubin, S., Maksimovich, S., Yashina, A., Gakhova, E., & Gilichinsky, D. (2012). Regeneration of whole fertile plants from 30,000-y-old fruit tissue buried in Siberian permafrost. Proceedings of the National Academy of Sciences, 109(10), 4008–4013. https://doi.org/10.1073/pnas.1118386109 

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