Los resultados fueron sorprendentes, pues demostraron que las celdas que recibían un 50% o más de lluvias provenientes de los bosques, tenían un régimen de precipitación un 60% más estable que aquellas que recibían partículas de zonas no forestales u oceánicas. Por tanto, los bosques a nivel global no solo afectan a las lluvias en zonas alejadas, sino que también reducen las variaciones en la frecuencia de precipitaciones, propiciando biomas mucho más estables. 

Tras comparar las distintas zonas forestales, vieron que este alcance no era exclusivo de las zona tropicales. «Demostramos que, en general, todos los bosques del mundo tienen este efecto”, dice Santos. “Incluso los patrones de lluvias en zonas no forestales, como pastizales y sabanas, dependen en gran parte de las moléculas de agua condensadas en bosques alejados”.

El doctorado John C. O’Connor, de la misma universidad y principal autor del estudio, alega que ahora el próximo paso es calcular exactamente hasta donde llega la condensación de cada uno de los bosques. “Es una cuestión de política global, ya que los vientos no entienden de fronteras”, dice el científico. “Los bosques en el noroeste de Canadá, por ejemplo, podrían aportar agua hipotéticamente que ayuda a estabilizar los ciclos de lluvia en la costa este de los Estados Unido”. Por este motivo, frente a los efectos venideros del cambio climático, los cuales pronostican numerosas sequías, ahora más que nunca se deben implementar políticas para proteger aún más los ecosistemas forestales, los responsables en gran parte de regular las variaciones de precipitaciones a nivel global.

 

Referencias:

O’Connor, J. C., Dekker, S. C., Staal, A., Tuinenburg, O. A., Rebel, K. T., & Santos, M. J. (2021). Forests buffer against variations in precipitation. Global Change Biology, 27(19), 4686–4696. https://doi.org/10.1111/gcb.15763

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