Los escarabajos productores de luz son los animales terrestres bioluminiscentes más diversos. Al igual que las luciérnagas, el escarabajo Cretophengodes azari de hace 99 millones de años, utilizaría la luz para protegerse de los depredadores o para atraer a posibles parejas. Afortunadamente, el ámbar ha permitido que el órgano de luz de su abdomen esté intacto.

La evolución de la bioluminiscencia en estos escarabajos se asocia con modificaciones morfológicas inusuales, como cuerpo blando y neotenia (retraso o ralentización del desarrollo fisiológico), pero la naturaleza fragmentaria de su registro fósil revela poco sobre el origen de estas adaptaciones.

«La mayoría de los escarabajos productores de luz son de cuerpo blando y bastante pequeños, por lo que tienen un escaso registro fósil», comenta Chenyang Cai, investigador de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol y del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing. «Sin embargo, el nuevo fósil, encontrado en ámbar del norte de Myanmar, está excepcionalmente bien conservado, incluso el órgano de luz en su abdomen está intacto».

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