El nuevo estudio, publicado en Communications Biology, se ha centrado en los lobos grises que viven en Yellowstone. Los investigadores tenían como objetivo comprobar si la infección por T.gondii influía en el comportamiento de los animales y si lo hacía, de qué manera. Han contado con datos recogidos a lo largo de 26 años y muestras de sangre de 229 lobos. Con todo este material a su disposición trataron de encontrar correlaciones entre la geografía, el comportamiento y el estado de la infección.

En Yellowstone también hay pumas, que son portadores del parásito. De hecho, se vio que los lobos que vivían cerca de los pumas tenían más probabilidades de tener T.gondii. Los análisis en lobos mostraron cómo la infección por este parásito los hacía mucho más audaces.

Resultó que los lobos infectados eran 11 veces más propensos a separarse del grupo en comparación con los individuos sanos. Aunque la dispersión es una parte natural de la vida de los lobos, es un comportamiento arriesgado, ya que los animales están más seguros si se mueven en manada.

Además de tener más tendencia a ir por libre, los lobos infectados por el parásito eran más tendentes a convertirse en alfas de la manada. Cada grupo de lobos suele estar liderado por una pareja alfa y los infectados con T.gondii tienen unas 46 veces más probabilidades de acabar liderando la manada.

Los investigadores creen que la razón por la cual se asocia el estar infectado por el parásito con tener un comportamiento más arriesgado podría ser el mismo objetivo de T.gondii, que no es otro más que extenderse lo más lejos posible para seguir contagiando.

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«Debido a la jerarquía social dentro de una manada de lobos, tenemos la hipótesis de que los efectos conductuales de la toxoplasmosis pueden crear un bucle de retroalimentación que aumenta el solapamiento espacial y la transmisión de la enfermedad entre los lobos y los pumas», escriben los autores del estudio.

«Estos hallazgos demuestran que los parásitos tienen importantes implicaciones para los huéspedes intermedios, más allá de las infecciones agudas, a través de los impactos conductuales. Especialmente en una especie social, estos impactos pueden ir más allá de los individuos y afectar a grupos, poblaciones e incluso a los procesos del ecosistema”.

 

Referencia: Meyer, C.J., Cassidy, K.A., Stahler, E.E. et al. Parasitic infection increases risk-taking in a social, intermediate host carnivore. Communications Biology (2022). DOI: https://doi.org/10.1038/s42003-022-04122-0

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