El sistema visual más complejo conocido de todos los animales es el de los estomatópodos, también llamados mantis marinas. Y quizá, de todas las especies del grupo, el caso de Neogonodactylus oerstedii sea el más impresionante.

Presenta al menos 16 tipos distintos de células fotorreceptoras —cuatro veces más que los seres humanos—, de las cuales la mitad está relacionada con la percepción del color. En nuestros ojos, cada cono —recordemos, rojo, verde o azul— solo presenta un pigmento visual, llamado opsina, que se excita con una determinada longitud de onda. Sin embargo, en los 8 fotorreceptores dedicados a la percepción del color de los estomatópodos hay un total de 33 opsinas.

De ellas, 20 son sensibles a longitudes de onda corta, y abarcan tres áreas del rojo, tres del naranja, cuatro del amarillo y hasta diez de tonos distintos de verde; otras 10 son sensibles a longitudes de onda media, e incluyen cuatro receptores para el cían, dos para el azul, y cuatro para el violeta; las tres opsinas restantes reciben distintas longitudes de onda del ultravioleta.

Por supuesto, si hay 33 pigmentos en solo 8 tipos de fotorreceptores destinados a la percepción del color, algunas células presentan varias opsinas y no una sola. Solo los receptores que perciben el ultravioleta tienen un solo pigmento; el resto de las unidades fotorreceptores de longitudes de onda dentro del espectro visible presentan dos o más opsinas. Es el sistema nervioso el que discrimina cuál de los colores está siendo excitado en cada caso, basándose no solo en los receptores excitados, sino en su posición. Y es que una misma unidad fotorreceptora puede tener distintos pigmentos a diferentes alturas.

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Además tienen otros fotorreceptores destinados a labores distintas a la detección del color —y que emplean mezclas de multitud de pigmentos para ello—. Estos animales tienen células especializadas en la percepción de la intensidad lumínica, del movimiento, y de la polarización.

Además, cada ojo individual —que puede mover de forma independiente— tiene tres partes diferenciadas: una sección central, como un cinturón, que separa dos hemisferios. La visión del color se centra en la banda central, y los hemisferios se emplean para reconocer formas y movimiento. Esto les permite generar una imagen distinta en cada hemisferio ocular, por lo que disponen de una visión binocular completa con cada ojo y pueden calcular distancias mirando en dos direcciones distintas, a la vez.

REFERENCIAS:

Kram, Y. A. et al. 2010. Avian Cone Photoreceptors Tile the Retina as Five Independent, Self-Organizing Mosaics. PLoS ONE, 5(2), e8992. DOI: 10.1371/journal.pone.0008992

Lind, O. et al. 2013. Ultraviolet sensitivity and colour vision in raptor foraging. Journal of Experimental Biology, 216(10), 1819-1826. DOI: 10.1242/jeb.082834

Portero, M. L. et al. 2020. Exceptional diversity of opsin expression patterns in Neogonodactylus oerstedii (Stomatopoda) retinas. Proceedings of the National Academy of Sciences, 117(16), 8948-8957. DOI: 10.1073/pnas.1917303117

Shashar, N. et al. 1996. Polarization contrast vision in Octopus. Journal of Experimental Biology, 199(4), 999-1004. DOI: 10.1242/jeb.199.4.999

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