La predicción de nuevas zoonosis

Las interrelaciones entre los factores biológicos, económicos y sociales asociados a la emergencia de nuevas enfermedades de carácter zoonótico son extraordinariamente complejas y de enormes dimensiones, lo que hace realmente difícil predecir, prevenir y responder a la aparición de estas nuevas enfermedades. Es muy complicado, por lo tanto, saber qué enfermedad será la próxima, dónde sucederá el primer contagio, o cómo podremos detener su avance. Pero que sea complicado no lo hace imposible.

Es relevante el hecho de que, en el año 2007, un grupo de investigadores del laboratorio estatal de enfermedades infecciosas de la Universidad de Hong Kong ya predijo que una enfermedad de carácter pandémico provocada por un coronavirus podría extenderse desde el sudeste asiático. De hecho, sus advertencias fueron tan claras, como ignoradas: «La presencia de un gran reservorio de virus similares al SARS-CoV en murciélagos de herradura, junto con la cultura de comer mamíferos exóticos en el sur de China, es una bomba de relojería. No se debe ignorar la posibilidad de reaparición del SARS y otros virus novedosos (…) y, por lo tanto, la necesidad de preparación».

Con los hábitos humanos actuales, una nueva epidemia —sí, otra más— de carácter zoonótico no debe sorprender a nadie; será solo cuestión de tiempo.

Algunas zoonosis de origen silvestre

De las enfermedades que nos han transmitido los animales silvestres, una larga lista ha derivado en episodios epidémicos e incluso en pandemias. La más reciente, el coronavirus SARS-CoV-2, que hasta donde sabemos, tiene su origen en animales salvajes, pero no es la única.

Los roedores silvestres pueden transmitir leptospirosis —causada porbacterias del género Leptospira—, salmonelosis, la enfermedad de Chagas —causada por el protista Tripanosoma cruzi— o la fiebre hemorrágica de hantavirus. También son roedores los reservorios de enfermedades como la peste negra —transmitida a los humanos por las pulgas—, el tifus —transmitido por piojo—, o el ébola.

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Entre las aves es frecuente encontrar determinados tipos de gripe como la H5N1, causante de la epidemia de gripe aviar que llegó a amenaza de pandemia en 2007 y 2008, o la H9N2.

Los murciélagos pueden transmitir el virus Hendra a los caballos, que a su vez, pueden convertirse en vectores y contagiar a seres humanos. Junto con las comadrejas son reservorios del SARS-CoV, el causante de la epidemia de 2003, y también pueden transmitir la rabia, algo que tienen en común con mapaches, zorros y lobos. Estos últimos también pueden transmitir difilobotriasis e hiraditosis.

Entre camélidos y cérvidos no es raro encontrar casos de tuberculosis, antrax o brucelosis, que pueden ser transmitidos al ser humano directa o indirectamente, a través del ganado. Estas enfermedades, sin embargo, pueden reducir su influencia si hay poblaciones de depredadores naturales viables en el ecosistema.

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