Los afluentes y confluyentes de un río terminan desembocando en él y forman un entramado de cauces, que se mantienen aislados unos de otros por terrenos elevados o cadenas montañosas. De este modo, un territorio puede definirse en función del río hacia el que fluyen sus aguas superficiales. Esta unidad de territorio se denomina cuenca hidrográfica, y el borde de la cuenca, formado por la línea de cumbres, es la llamada divisoria de aguas.

En una misma región, no todas las cuencas hidrográficas llevan la misma cantidad de agua. Hay algunas que presentan ríos grandes, largos y caudalosos, mientras que otras son muy áridas, y vierten una cantidad de agua insignificante. De acuerdo a todo lo anterior, un trasvase es una infraestructura que permite el transporte –o trasvase– del agua de una cuenca con gran cantidad de agua a otra mucho más seca. Su objetivo principal, de carácter socioeconómico, es proporcionar abastecimiento de agua para el consumo, el riego o la generación de energía hidroeléctrica.

Sin embargo, la construcción de infraestructuras para los trasvases no están exentas de problemas; en algunos casos, los impactos ambientales que pueden llegar a generar los hacen inasumibles desde el punto de vista ecológico.

Presa de los Anguijes, en el trasvase Tajo–Segura.

Presa de los Anguijes, en el trasvase Tajo–Segura.

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