En el artículo, que se ha publicado en Science Advances, los investigadores escribieron que «los ratones macho, especialmente los machos vírgenes, son bien conocidos por participar en la agresión infanticida para avanzar en su aptitud genética». Para evitar este comportamiento, las hembras embarazadas y lactantes emiten sustancias químicas a través de sus cuerpos para decirles a los machos que se alejen de sus crías.

“Los ratones pueden discriminar a sus congéneres y sus características a través de las señales de olor de la orina y utilizar esas señales con propósitos de señalización. Hay muchos ejemplos bien estudiados de señalización química entre machos y hembras en adultos que afectan a la reproducción y a otros comportamientos; se han documentado muchos menos ejemplos de señalización entre hembras y machos en roedores. También hay una relativa escasez de ejemplos de quimoseñalización intersexual no relacionada con el comportamiento sexual (es decir, fisiología reproductiva y atracción social). En un ejemplo intrigante, un estudio reciente describió la capacidad del fluido lagrimal de los ratones hembra para inhibir el comportamiento agresivo de los machos”, escriben los investigadores en la publicación.

Jeffrey Mogil, autor principal del estudio y su equipo vieron cómo el nivel de estrés de los machos aumentaba como respuesta a las sustancias químicas presentes en la orina de las hembras, más concretamente al acetato n-pentilo. Los investigadores se preguntaron si los animales reaccionarían igual ante acetato n-pentilo procedente de una fuente distinta. Para ello, compraron aceite de plátano y empaparon bolas de algodón con él. Metieron las bolas en las jaulas de los ratones macho y observaron lo que ocurría. Lo que sucedió fue que, ante la presencia del olor, los niveles de estrés aumentaron de forma apreciable, igual que había sucedido con la orina de las hembras. Los investigadores sospechan que este pico hormonal está directamente relacionado con el estrés que sentimos ante una posible pelea.

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Los autores del estudio informaron sobre el efecto analgésico que tuvo la exposición a la orina o al aceite de plátano y es que los machos tuvieron menos sensibilidad al dolor. La resistencia al dolor se desarrollaba muy rápidamente, pues surgía apenas cinco minutos después de oler el acetato de n-pentilo y disminuía 60 minutos después de olerlo. También comprobaron que los niveles de analgesia provocados por el estrés eran bastante mayores en machos vírgenes, lo que sugiere estos representan una mayor amenaza para las crías que los propios padres.

Los hallazgos nos hacen reflexionar acerca de los canales de comunicación invisibles que los animales emplean para hablar entre ellos y cómo esta comunicación puede ser más rica de lo que creemos.

 

Referencia: Mogil. J. et al. 2022. Olfactory exposure to late-pregnant and lactating mice causes stress-induced analgesia in male mice. Science Advances. DOI: 10.1126/sciadv.abi9366

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