La variación de la tasa de envejecimiento

Incluso teniendo en cuenta esas variables de filogenia y tamaño, los investigadores encontraron que los animales ectotermos —de sangre fría, cuya temperatura corporal depende de la temperatura del ambiente— tienen mucha mayor variación en la tasa de envejecimiento que los endotermos —de sangre caliente capaces de regular su propia temperatura: aves y mamíferos—.

Respecto a la longevidad, calculada en función de la edad a la que muere el 95 % de los individuos reproductores, entre los animales de sangre fría encontraron animales que viven menos de un año, y otros que pueden alcanzar hasta 137 años.

En todos los grandes grupos estudiados: ranas, salamandras, lagartos, cocodrilos, tuátaras y tortugas, los investigadores encontraron especies con tasas de envejecimiento insignificantes, entre ellas, especies “que esencialmente no envejecen”.

Los investigadores llaman ‘envejecimiento insignificante’ al mantenimiento constante de la tasa de mortalidad a lo largo de la vida, una vez alcanzada la edad reproductiva, pero independientemente de su edad. En el promedio de la humanidad, la probabilidad de que una persona muera a los 20 años es cien veces menor que la probabilidad de morir a los 80. Sin embargo, la probabilidad que tiene una tortuga gigante de morir a los 10 años es la misma que la de morir a los 100.

Entre los resultados directos del estudio, descubrieron que las tortugas, los cocodrilos, las salamandras y los tuátaras tienen una tasa de envejecimiento muy baja en relación con su tamaño; aunque hay reptiles y anfibios que envejecen extraordinariamente rápido.

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