Conclusiones

La proporción de ciertos elementos de presa difería significativamente con el tamaño de la tortuga. Las tortugas adultas comieron una mayor cantidad de más gasterópodos, mientras que las tortugas más pequeñas se alimentaban de pescado.  

Por otro lado, los efectos estacionales fueron evidentes en la abundancia relativa de ciertas presas, como los cangrejos en los meses más fríos y los moluscos en los meses más cálidos. 

La evaluación de la variabilidad regional y temporal en las dietas es un componente importante para su conservación, pues los datos resultantes se podrían usar para entender los impactos de las perturbaciones ambientales en las redes tróficas.

«Los resultados de nuestro estudio apoyan la hipótesis de que la composición de la dieta de una tortuga boba cambia y se adapta con el tiempo a la disponibilidad cambiante de presas», argumentó el investigador principal.

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