Aunque parezca mentira, no todos los artrópodos con aspecto de araña son peligrosos para los humanos. De hecho, los opiliones, también conocidos vulgarmente como arañas patonas, morgaños o segadores, son un orden de arácnidos totalmente inofensivo.

Debido a que la disposición de sus quelíceros, una especie de “ colmillos” situados antes de la boca que usan para agarrar el alimento, acaban en forma de pinza y no de navaja como en las arañas, los opiliones no pueden “picarnos”. Además, tampoco poseen ningún tipo de glándula venenosa asociada a ellos, como sus temidos parientes.

Entonces, si nos topamos con un artrópodo “aracniforme” ¿Cómo sabemos si se trata realmente de un opilión?. Es muy sencillo. Mientras que en las arañas es muy fácil observar la separación entre el prosoma (el cefalotórax o, para entendernos, la “cabeza”) y el opistosoma (el abdomen), los opiliones tienen estas dos partes del cuerpo fusionadas y su anatomía forma un todo globoso. Dicho en otras palabras, en el cuerpo de las arañas se distinguen claramente dos partes, mientras que en el de los opiliones se ve una sola pieza. Además, las arañas pueden tener tres o cuatro pares de ojos, los opiliones, por su parte, solo tienen un par de ojos situados en la parte superior del cefalotórax.

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