El albinismo se produce por la falta de pigmentación en la piel, los ojos y el cabello. Además, al igual que las personas, los animales también pueden padecer albinismo. Dependiendo de la especie el albinismo se presenta en diversos grados. Por ejemplo, la pitón amarilla tiene patrones amarillos en lugar de marrones. No obstante, hay que diferenciar los animales blancos (que no tienen los ojos rojos) con los animales albinos. También existe un trastorno genético denominado leucemismo que provoca una reducción de pigmentación en el cabello y en la piel, aunque no afecta al color de los ojos.
Por otro lado, la falta de pigmento en el iris de los ojos en los animales albinos provoca que los vasos sanguíneos se vean, dándoles su habitual tono rojizo o carmesí. Ese es el caso de numerosos animales albinos, como los ciervos. De hecho, se estima que uno de cada 30 000 ciervos padece albinismo. Asimismo, los búhos chillones albinos tienen la piel rosada alrededor de los ojos, pudiendo variar su piel del rosa al rojo cereza oscuro. Los dedos rosados también indican albinismo en estas aves.
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