Aunque no hay un consenso científico sobre esta curiosa habilidad, lo cierto es que existen numerosas especies que pueden expandir sus mejillas de manera sorprendente. Los roedores y ciertos monos (como el mandril) poseen bolsas expandibles en las mejillas para almacenar alimentos. Las mejillas de los hámsteres son el mejor ejemplo, pues según Business Insider, pueden almacenar hasta el 20 % de su peso corporal.

Por otro lado, las bocas de las serpientes pueden estirarse todavía más, ya que pueden cazar presas completas (y comérselas) en tan solo un bocado. De hecho, según Live Science, una pitón birmana logró estirar la boca lo suficiente como para tragarse un venado de cola blanca. Además, las mandíbulas de las serpientes están conectadas a ligamentos flexibles en lugar de a sus cráneos. Esto les permite dar cabida a presas más grandes.

Asimismo, algunos de los animales más grandes y pesados de la Tierra también tienen unas de las bocas más elásticas. Las ballenas azules, por ejemplo, pueden estirar la boca para tragar agua con bancos enteros de peces. Así, estas ballenas pueden tragar más de 100 000 litros de agua de una sola vez, capturando a sus presas en tan solo un bocado.

Los pelícanos, por su parte, tienen un trozo de piel elástico debajo del pico que emplean para sacar peces del agua. De esta manera, los pelícanos pardos son capaces de contener hasta 11 litros de agua en sus bolsas. Es decir, tres veces más volumen del que pueden contener en sus estómagos.

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