Desde ‘Challerger’ hasta hoy, siglo y medio de exploración submarina
La expedición del barco británico Challenger entre 1872 y 1876 fue la primera gran prospección submarina. Si bien su principal objetivo era la búsqueda de vida en aguas profundas mediante arrastres de red, los resultados de sus estudios físicos y químicos ampliaron el conocimiento científico de la distribución de la temperatura y la salinidad en el mar abierto.
Además, durante la expedición se realizaron mediciones de profundidad mediante sondas con cables en todo el mundo.
Desde aquella primera misión, los científicos han estudiado los mares durante el siguiente siglo y medio, producido mapas globales que muestran la distribución de los vientos superficiales, así como del calor y la lluvia, que trabajan juntos para impulsar al océano en su incesante movimiento.
Así se descubrió, por ejemplo, que las tormentas en la superficie pueden penetrar en el océano haciendo que los sedimentos de las profundidades marinas se ondulen y se muevan. Estudios recientes también han revelado que los tornados ocurren dentro del océano y que la anomalía climática conocida como El Niño es causada por una interacción del océano y la atmósfera.