Un nuevo estudio ha encontrado que los grandes enjambres de insectos, como las abejas o las langostas, pueden generar suficiente carga eléctrica en el aire, similar a las que se ven durante las tormentas eléctricas. Es algo que podría tener implicaciones emocionantes para nuestra comprensión de cómo los animales pueden afectar la atmósfera.

En una tormenta, las pequeñas partículas de hielo que se elevan en columnas de aire pueden rozar fragmentos más grandes que caen hacia el suelo, generando una cinta transportadora de cargas que exageran los gradientes potenciales entre la parte superior de las nubes, el fondo de las nubes y el suelo que hay debajo.

 

Efectos eléctricos

Si bien la acumulación de carga es esencialmente invisible, los efectos no lo son. Una vez que el gradiente alcanza un punto de inflexión, se forman canales ionizados y el equilibrio se iguala de manera efectiva en lo que vemos como un rayo.

Una amplia variedad de factores pueden determinar la magnitud y el posicionamiento de los gradientes potenciales, desde los movimientos de las nubes hasta las precipitaciones, pero hasta ahora nadie había considerado realmente el impacto de los fenómenos biológicos.

“Esencialmente, siempre observamos cómo la física influía en la biología, pero en algún momento nos dimos cuenta de que la biología también podría estar influyendo en la física”, dijo Ellard Hunting, biólogo de la Universidad de Bristol. «Estamos interesados ​​​​en cómo los diferentes organismos usan los campos eléctricos estáticos que están prácticamente en todas partes en el medio ambiente».

Para probar si los enjambres de abejas pueden causar cambios observables en la electricidad atmosférica, los investigadores realizaron mediciones en una estación de campo en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Bristol, Langford, Reino Unido. El equipo desplegó monitores de campo eléctrico adicionales en combinación con cámaras de video para medir el campo eléctrico y la densidad del enjambre, y esperó a que las abejas en las colmenas cercanas se enjambraran naturalmente. Los expertos encontraron que los enjambres de abejas cambian la electricidad atmosférica entre 100 y 1000 voltios/metro. Al analizar la proximidad de las abejas entre sí en los enjambres, el equipo descubrió que cuanto más denso era el enjambre, más fuerte era el campo eléctrico.

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