Aprendiendo a hablar con delfines

Esta transferencia cultural horizontal que modifica los dialectos de las poblaciones muestra además la gran plasticidad de las orcas en su capacidad de comunicación. Y esta plasticidad ha llegado a derribar barreras de forma totalmente inesperada.

Las orcas no solo son capaces de adquirir rasgos dialectales propios de otras poblaciones de su misma especie e incorporarlos a su dialecto, sino que también pueden adquirir rasgos comunicativos de otras especies.

En 2014, un grupo de investigación liderado por Whitney B. Musser, de la Universidad de San Diego, California, analizó los repertorios de tres orcas que habían tenido contacto prolongado con delfines mulares y los comparó con los de siete orcas que nunca habían tenido contacto con delfines —como grupo de control— y con los de nueve delfines mulares. Se observó que estas orcas habían adquirido varios sonidos propios de los delfines y los habían incorporado a su repertorio.

Este hecho prueba que las orcas presentan un aprendizaje contextual y una gran motivación para favorecer la comunicación con otras poblaciones e incluso con otras especies, un fenómeno asociado con una fuerte cohesión social y cultural, y con comportamientos relacionados con la colaboración.

Referencias:

Ford, J. K. B. 2018. Dialects. En Encyclopedia of Marine Mammals (pp. 253-254).

Elsevier. DOI: 10.1016/B978-0-12-804327-1.00104-7

Ford, J. K. B. 2019. Killer Whales: Behavior, Social Organization, and Ecology of the Oceans’ Apex Predators. En B. Würsig (Ed.), Ethology and Behavioral Ecology of Odontocetes (pp. 239-259). Springer International Publishing.

DOI: 10.1007/978-3-030-16663-2_11

Musser, W. B. et al. 2014. Differences in acoustic features of vocalizations produced by killer whales cross-socialized with bottlenose dolphins. The Journal of the Acoustical Society of America, 136(4), 1990-2002. DOI: 10.1121/1.4893906

Van Cise, A. M. et al. 2018. Song of my people: dialect differences among sympatric social groups of short-finned pilot whales in Hawai’i. Behavioral Ecology and Sociobiology, 72(12), 193. DOI: 10.1007/s00265-018-2596-1

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