Tamarro insperatus

Los restos de esta especie fueron encontrados en el Pirineo catalán en unas intervenciones paleontológicas que tuvieron lugar en 2003. Su nombre significa “tamarro inesperado”, basado en una criatura del folclore pirenaico que resulta difícil de encontrar. Y es que, efectivamente, este fósil supuso la primera y única muestra de troodóntido jinfengopterygine en Europa. Vaya, que es un fósil bastante exclusivo.

Fue un dinosaurio de poco tamaño y vivió hace unos 66 millones de años, no muy lejos en el tiempo de la extinción masiva que acabó con la mayoría de los dinosaurios. Nos lo podemos imaginar cubierto de plumas, con alas de tamaño medio en comparación con su cuerpo, ya que mediría entre 1,5 y 2 metros de largo, con una cola tan larga como su cuerpo que le ayudaría a dirigir el vuelo. Aunque los investigadores creen que más que volar, eran planeadores, como las actuales gallinas. Apenas superaba el metro de altura y los 20 kilos de peso. Entre su alimentación se incluyen pequeños animales o carroña, que podían desgarrar cómodamente por sus fuertes mandíbulas y las garras de sus dos potentes patas.

Concavenator corcovatus

“El cazador jorobado de Cuenca” es la única especie que conocemos de los extinguidos Concavenator, que vivieron hace unos 130 o 125 millones de años, a inicios del período Cretácico. Popularmente llamado “Pepito”, sus restos, excelentemente conservados, se hallaron en la actual meseta semiárida de Las Hoyas, un yacimiento de Cuenca que por entonces sería un humedal subtropical. Junto con el lugar donde se encontró, su nombre se explica por la característica joroba que subía desde la parte baja de la espalda de este dinosaurio hasta la cadera (lo que sería nuestra zona lumbar). Podía medir entre unos cuatro a seis metros de largo y era un terópodo, es decir, pertenecía al grupo de los famosos dinosaurios carnívoros que caminaban sobre dos patas, como el Tyrannosaurus rex y el  Velociraptor. Es un espécimen que ha generado un interesante estudio acerca del origen de las plumas en los terópodos. “Pepito” pudo haber lucido un plumaje primitivo, lo cual retrocedería en el tiempo las actuales cronologías que indicaban el inicio de los terópodos emplumados.

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