La sequía prolongada, otro efecto del cambio climático en algunas regiones, favorece que el fuego se inicie y se propague con mayor facilidad, y que tengan una mayor intensidad. El hecho de que cada vez haya más olas de calor, más duraderas, más frecuentes y de mayor magnitud es otro ingrediente perfecto para que aumente la frecuencia e intensidad de los incendios.

Además, los cambios en la distribución de las estaciones pueden llegar a alterar la estacionalidad de los incendios, generando que incluso ecosistemas preparados para la presencia del fuego en determinadas épocas del año se enfrenten a la devastación de las llamas en un momento del año distinto al habitual, y para el cual no están adaptados.

Los investigadores advierten que en el futuro, bajo un clima más cálido, se espera que, en general, el régimen de incendios sea cada vez más grave, haya más áreas quemadas y una temporada de incendios más larga. Aunque, por supuesto, no afectará de igual modo a todos los lugares, y habrá una gran variación espacial y temporal en la respuesta de la actividad de fuego al cambio climático.

Referencias:

Aponte, C. et al. 2016. Forest fires and climate change: causes, consequences and management options. International Journal of Wildland Fire, 25(8), i. DOI: 10.1071/WFv25n8_FO

Flannigan, M. D. et al. 2000. Climate change and forest fires. Science of The Total Environment, 262(3), 221-229. DOI: 10.1016/S0048-9697(00)00524-6

Flannigan, M. D. et al. 2006. Forest Fires and Climate Change in the 21ST Century. Mitigation and Adaptation Strategies for Global Change, 11(4), 847-859. DOI: 10.1007/s11027-005-9020-7

MAPA. 2019. Los incendios forestales en España: Decenio 2006-2015 (NIPO: 003-19-031-5). Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

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