En nuestro cuerpo, los medicamentos son parcialmente metabolizados y se generan nuevos productos químicos, que son eliminados, normalmente a través de la orina. Además, parte del principio activo no siempre llega a metabolizarse, y también es excretado. En todo caso, estos productos químicos terminan en las aguas residuales, que a su vez acaban siendo vertidas en el medioambiente.

Por otro lado, el acopio innecesario de fármacos, tan común en muchos hogares,  con el paso del tiempo hace que haya que desecharlos por caducidad sin utilizarlos. Cuando no se emplean las vías adecuadas para su eliminación, en el punto SIGRE de la farmacia, y se tiran a los residuos domésticos, estos productos terminan en los vertederos y se filtran al suelo a través del proceso de lixiviación.

En cualquiera de los dos casos, estos medicamentos terminan en el medio natural, donde además se suman a los residuos de fármacos de uso agrícola y veterinario. Gran parte de estos fármacos residuales terminan en humedales de diversos tipos, donde son absorbidos por el plancton y por los animales filtradores.

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