La estructura de la Tierra se divide en capas, con el núcleo interno en el centro seguido del núcleo externo, el manto inferior, el manto superior, la corteza y la atmósfera. El núcleo interno es la parte más caliente del planeta que se encuentra a unos 5 400 °C, es decir, una temperatura muy parecida a la de la superficie del Sol.

Si recordamos al autor francés Julio Verne cuando escribió ‘Un viaje al centro de la Tierra’ hace más de 150 años, imaginó una tierra de cristales brillantes, mares turbulentos, animales prehistóricos y hongos gigantes allá por las profundidades más recónditas de nuestro planeta. Pero lo que realmente hay bajo nuestros pies sigue siendo un misterio incluso a día de hoy.

En las últimas tres décadas, a pesar de este desconocimiento general, nuestra comprensión del núcleo interno de la Tierra ha aumentado exponencialmente (aunque seguimos sabiendo más sobre Júpiter o Saturno que sobre nuestra bola densa y caliente de hierro sólido al no ser posible observarla directamente). Por ejemplo: hemos descubierto que el núcleo interno se mueve. Sin embargo, hasta ahora pensábamos que giraba a un ritmo constante, más rápido que la superficie del planeta y ahora, un nuevo estudio ha demostrado que no es así: que oscila, yendo y viniendo más de 1,5 kilómetros cada seis años, lo que contradice los modelos previamente aceptados. ¿Qué implica este hallazgo?

 

Esto cambia la duración de los días

Este ciclo podría explicar las variaciones en la duración de los días, que se ha demostrado que oscilan de forma persistente durante las últimas décadas.

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«A partir de nuestros hallazgos, podemos ver los cambios en la superficie de la Tierra en comparación con su núcleo interno, como los científicos han afirmado durante 20 años», comenta John E. Vidale, coautor del estudio y profesor de Ciencias de la Tierra de la USC Dornsife College of Letras, Artes y Ciencias. «Sin embargo, nuestras últimas observaciones muestran que el núcleo interno giró un poco más lento entre 1969 y 1971 y luego se movió en la otra dirección entre 1971 y 1974. También notamos que la duración del día creció y se redujo como se predijo. La coincidencia de esas dos observaciones hace que la oscilación sea la interpretación probable».

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