Simulación informática

Para llegar a esta conclusión, los investigadores simularon los movimientos de la cola de los diplodócidos utilizando un modelo informático basado en cinco especímenes de diplodócidos fosilizados. La cola del modelo medía más de 12 metros de largo, pesaba 1.446 kilogramos y constaba de 82 vértebras, unidas a una base inamovible del hueso de la cadera.

La simulación informática arrojó que cuando la base de la cola del dinosaurio se mueve en un arco, genera un movimiento similar al de un látigo con una velocidad máxima de 33 metros por segundo, más de diez veces más lento que la velocidad del sonido en el aire estándar y demasiado lento para crear un estampido supersónico. Con mayor velocidad, la cola se habría roto; esto es, al simular un estampido supersónico, la delgada cola en forma de látigo no podía moverse a una velocidad máxima de 340 metros por segundo sin romperse.

«Las propiedades materiales de la piel, los tendones y los ligamentos también respaldan esta evidencia, lo que demuestra que en vida, la cola no habría resistido las tensiones impuestas por viajar a la velocidad del sonido», explican los autores.

 

¿Para que servía esta cola tan larga?

Si bien los hallazgos sugieren que las colas de los diplodócidos no pudieron crear un estampido sónico (nada de romper la velocidad del sonido) como propusieron en el anterior estudio, aún eran lo suficientemente rápidos como para usarse como armas defensivas o para combatir con otros diplodócidos.

Podría haber actuado de diversas formas: como un contrapeso al cuello tan largo o como una ‘tercera pata’ cuando el dinosaurio estaba de pie sobre sus patas traseras. Alternativamente, podría haber sido un arma defensiva, una estructura para hacer ruido o una combinación de múltiples usos.

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