Los primeros mastodontes de la península ibérica eran del género Zygolophodon. Habitaron durante mediados del Mioceno, hace entre 16 y 11 millones de años, junto con otro mastodonte de menor tamaño: Gomphotherium. Esta segunda criatura destacaba por la presencia de incisivos alargados en las dos mandíbulas, superior e inferior.  Las piezas inferiores eran paralelas, aplanadas y con forma de pala.

Entrando ya en el Mioceno tardío, entre los 11 y los 7 millones de años, aparece otra especie de mastodonte: Tetralophodon longirostris. Como Gomphotherium, presentaba los incisivos inferiores alargados y en forma de pala, pero en este, también el maxilar llegó a alargarse de forma exagerada. Según algunos autores, Tetralophodon se impuso en el ecosistema desplazando a Gomphotherium, ya que ocupaban el mismo nicho ecológico, y la selección natural hizo su trabajo. Sin embargo, la presencia de fósiles con rasgos intermedios entre ambos géneros, hallados en yacimientos de las provincias de Burgos, Palencia, Valladolid, Valencia y Barcelona, sugiere que, en realidad, uno pudo proceder evolutivamente del otro.

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