Algunos estudios recomiendan que, en zonas de calor extremo —que en un escenario de cambio global, cada vez serán más abundantes—, se diseñen los espacios abiertos con menos de un 50 % de área pavimentada, y con al menos un 30 % cubierto por la vegetación, aunque sea de altura, como árboles, que permiten tener más espacio abajo. Ante eventos de olas de calor extremas, si se sale a la calle, la opción de ir a un parque siempre será mejor que la de quedarse en una zona sin vegetación.

Reduciendo el estrés

Respirar un aire más puro que el que se encuentra entre los edificios y disfrutar de una zona con los ruidos atenuados y temperaturas más tolerables ayudan a relajarse a la población. Los estudios muestran una relación positiva entre la presencia y el uso de parques y jardines urbanos y el estado de salud y de ánimo percibido por la población. Esta capacidad de los elementos naturales para funcionar como «áreas tranquilizantes» resulta particularmente beneficiosa en las zonas urbanas donde el estrés es un aspecto demasiado común de la vida diaria.

Otros estudios relacionan la presencia de parques y jardines con una mayor integración y cohesión social, gracias al efecto que tienen como elemento de socialización; gente paseando a sus perros que charlan entre ellos, jóvenes que se reúnen a la sombra de un gran árbol, o ancianos y niños sentados en un banco, a la sombra de los chopos, observando a los patos nadar en el estanque, son escenas más que habituales en los parques urbanos.

Los parques y jardines, en este sentido, actúan como promotores de vínculos sociales, ayudan a las personas a relajarse e, incluso, reducen los niveles de incivismo, agresiones y violencia.

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Los parques y jardines, de forma general, satisfacen muchas necesidades tanto sociales como psicológicas. La presencia de parques y jardines en las ciudades, y la posibilidad de acceso para la población urbana proporciona grandes ventajas que amortiguan, aunque sea mínimamente, los graves y múltiples efectos perniciosos de vivir en la gran ciudad.

Referencia:

Chang, C.-R. et al. 2014. Effects of urban parks on the local urban thermal environment. Urban Forestry & Urban Greening, 13(4), 672-681. DOI: 10.1016/j.ufug.2014.08.001

Chiesura, A. 2004. The role of urban parks for the sustainable city. Landscape and Urban Planning, 68(1), 129-138. DOI: 10.1016/j.landurbplan.2003.08.003

Kuo, F. E. et al. 2001. Environment and Crime in the Inner City: Does Vegetation Reduce Crime? Environment and Behavior, 33(3), 343-367. DOI: 10.1177/0013916501333002

Tashakor, S. et al. 2021. Temporal variability of noise pollution attenuation by vegetation in urban parks. Environmental Science and Pollution Research, 28(18), 23143-23151. DOI: 10.1007/s11356-021-12355-5

Xing, Y. et al. 2019. Role of vegetation in deposition and dispersion of air pollution in urban parks. Atmospheric Environment, 201, 73-83. DOI: 10.1016/j.atmosenv.2018.12.027

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