¿Qué animales pasan el invierno hibernando? Seguro que el primero que te viene a la mente es el oso. Y es que, en el ideario común, la mayoría de las personas piensa inmediatamente en los osos. Así, por ejemplo, los osos negros y pardos son solo dos de los siete mamíferos que se acurrucan en madrigueras o duermen durante la estación fría y oscura de Alaska, por ejemplo, pero los osos no son los únicos animales que hibernan en invierno.

Quizá la más asombrosa de las especies que se sume en un sueño profundo cuando bajan muchos las temperaturas es la ardilla de tierra ártica. Para la hibernación, las ardillas terrestres árticas se entierran a casi un metro del suelo con una capa aislante de nieve por arriba. Estas ardillas sobreviven en un estado catatónico al reducir su metabolismo y la temperatura corporal central a aproximadamente -2,7 ºC, la temperatura corporal más baja conocida para un mamífero en hibernación.

Las ardillas de tierra árticas pueden hibernar hasta ocho meses, pero aumentan sus tasas metabólicas y la temperatura corporal durante períodos de 12 a 14 horas cada 20 días aproximadamente. ¿Por qué esta pausa? Los científicos desconocen por qué se despiertan periódicamente, pero sospechan que quizá necesiten calentarse para reponer o eliminar las sustancias que se han agotado o se han acumulado durante la hibernación.

Cuando el clima es frío y escasean los alimentos, los animales se vuelven inactivos para ahorrar energía. Este es el motivo principal de pasar a este profundo estado de inactividad. Durante la hibernación, la frecuencia cardíaca y la respiración se ralentizan y la temperatura corporal desciende, como hemos visto.

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Los animales hibernan de muchas formas diferentes, desde los caracoles, que se adhieren a una superficie, se cubren con su baba y esperan así todo el invierno, hasta los erizos, a quienes les gusta construir nidos con hierba, hojas y paja, a menudo debajo de la tierra.

Los osos, a diferencia de los murciélagos, por ejemplo, son hibernadores inusuales debido a su gran tamaño. También destacan porque no caen precisamente en un «letargo» o una disminución de la conciencia, como la mayoría de animales que sí hibernan. Los osos son conscientes de su entorno e incluso pueden levantarse y atacar cuando se les molesta en invierno.

 

 

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