Superátomos

En esta peculiar carrera de descubrir fenómenos sorprendentes a bajas temperaturas, un grupo del Joint Institute for Laboratory Astrophysics (JILA), en Boulder, Colorado, culminaba en 1995 un esfuerzo de dos décadas por parte de los científicos de todo el mundo por comprobar experimentalmente una predicción hecha hace casi 80 años por Albert Einstein y el hindú Satyendra Nath Bose. A temperaturas normales, los átomos de un gas se distribuyen por todo el volumen del recipiente que los contiene. Pero a temperaturas extremadamente bajas, del orden de unas pocas mil millonésimas de grado por encima del cero absoluto, los átomos pierden su identidad individual (resulta imposible distinguirlos) y se comportan como si fueran un único “superátomo”: es el condensado de Bose-Einstein, el estado de la materia que se encuentra por debajo del sólido. El grupo de JILA consiguió enfriar 2 000 átomos de rubidio por debajo de cien mil millonésimas de grados absolutos durante 10 segundos, creando el primer condensado de Bose-Einstein de la historia.

Podríamos preguntarnos porqué los físicos hablan siempre de grados absolutos de temperatura o grados Kelvin. ¿Qué tiene de especial ese valor de -273,16º C? ¿No puede haber nada más frío? La respuesta es no. La temperatura es, simplemente, una medida de la agitación de los átomos y las moléculas. Cuantos más se muevan, más temperatura mediremos. En el cero absoluto todo movimiento se detiene y, por tanto, no se puede bajar más.

Referencias

Onnes, H. K. (1911) The Superconductivity of Mercury., Comm. Phys. Lab. Univ. Leiden, 122-124

Rubinin, P. E. (1997) The discovery of superfluidity. Letters and documents, PHYS-USP, 40 (12), 1249-1260

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