Imagina por un momento que desconoces por completo la existencia de dinosaurios en el pasado. Supongamos que una tarde, caminando por el campo, encuentras huellas enormes que no sabes identificar con ningún animal que conozcas. Tienen tres dedos y dejan una pisada como si una gallina gigante hubiese paseado por allí. Te agachas a tocar el molde que ha quedado en el suelo y descubres que es roca pura y dura lo que estás tocando. ¿Qué animal tan pesado podría dejar huellas en un material tan duro?

Hoy día esta situación resulta cómica, pero hubo quien se topó por primera vez con fósiles de seres extraños que ya no viven entre nosotros y se tuvo que hacer preguntas similares. De hecho, sorprendentemente, sigue habiendo personas que creen que lo de los dinosaurios es una farsa. Ya sabes que ahora está de moda el negacionismo de temas sumamente contrastados. Pues bien, de entre las diversas teorías que el ser humano ha podido extraer de la observación de fósiles de dinosaurios, se han dado muchos casos que, cómo no, han adjudicado esos restos a la presencia de seres divinos o relacionados a mitos y leyendas de distintas religiones y creencias a lo largo del mundo.

Animales del cristianismo

En 1802 se hallaron huellas de dinosaurios en el valle de Connecticut. Tenían morfología tridáctila, es decir, con tres dedos, por ello se pensó que serían huellas de aves. Se interpretó que podían ser marcas producidas por el paso de aves de corral, pero probablemente eran las huellas del cuervo que Noé envió desde su arca para comprobar si encontraba dónde posarse o todo seguía inundado.

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La bahía de Lagosteiros, en Portugal, es una de las áreas más destacadas para el estudio de icnitas (huellas fosilizadas dejadas por un organismo) en la Península Ibérica. Las marcas de este lugar fueron identificadas como el rastro que dejó una mula que transportó a la Virgen desde la costa hacia el interior.

En la Rioja existen huellas tridáctilas con un nivel de conservación excepcional. También son tridáctilas, pero ello no impidió que los campesinos y pastores de la zona atribuyeran las marcas al caballo de Santiago.

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