Absorbiendo el agua del aire

Las plantas de aire no reciben ese nombre sin motivo. Durante un episodio de lluvia o niebla, con un nivel de humedad ambiental casi de saturación, las hojas de Tillandsia absorben el agua, en forma de finas gotas directamente de la atmósfera. Pueden ser pequeñas gotas retenidas de la niebla o gotas de rocío que se forman por condensación. Para realizar esta función, dispone de unos pelos diminutos, denominados tricomas, que cubren sus hojas y funcionan como lo haría una tela de terciopelo reteniendo las gotas de agua de un difusor.

A continuación entran en juego los tricomas, una especie de válvulas biológicas que tienen todas las plantas en el envés de sus hojas —algunas, también en el haz—, que facilitan el intercambio de gases y la evapotranspiración. En las plantas de aire, cuando el ambiente es húmedo, y una vez el agua es retenida, los tricomas se abren y el agua se absorbe al interior de la planta.

Algunas especies viven en entornos extraordinariamente secos, como Tillandsia landbeckii, que habita en el desierto de Atacama. Allí, obtiene la humedad de la condensación y las nieblas nocturnas, pero durante el día puede llegar a soportar temperaturas extremas y una fuerte insolación, sin deshidratarse, gracias a la gran especialización de sus tricomas, extraordinariamente complejos comparados con otras plantas.

En presencia de humedad, unas células especiales del tricoma, llamadas células del domo, se hinchan, elevando una especie de tapón, llamado escudo central, y permitiendo el paso del agua al interior del estoma, a través de unas células permeables llamadas células del pie. Cuando el ambiente está seco, las células del domo se deshidratan, hundiendo el escudo central y cerrando e impermeabilizando así el estoma.

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