A principios de septiembre de 2014 la revista Nature publicaba un artículo donde un grupo internacional de astrónomos dirigido por R. Brent Tully, de la Universidad de Hawái, mostraba cuál era el supercúmulo al que pertenece nuestra galaxia, la Vía Láctea. Hasta entonces los astrónomos nos había colocado en el supercúmulo de Virgo pero ahora parece ser que pertenecemos a una nueva superestructura aún mayor bautizada con el nombre de Laniakea, una palabra hawaiana que significa ‘cielo (lani) inconmensurable (akea)’.

Y ciertamente es inconmensurable: tiene un tamaño de 520 millones de años-luz, alberga más de 100.000 galaxias de tamaño parecido a la Vía Láctea -junto un número indeterminado de otras más pequeñas- que contienen en total mil billones de soles. “Finalmente hemos establecido los límites que definen el supercúmulo de galaxias que podemos llamar hogar”, ha dicho el astrónomo norteamericano.

Esta investigación vuelve a poner de manifiesto la peculiar estructura a gran escala que tiene nuestro universo. De hecho, si hubiera una palabra que la describiera, ésa es “espumoso”. La astrofísica de Havard Margaret Geller lo explicó con una frase memorable: “El universo local se parece a un fregadero lleno de agua con jabón de lavar los platos”.

Todas estas observaciones nos conducen a dos conclusiones: que hay grandes estructuras en el universo y que no está muy claro decidir cuáles son. La primera es sencilla y nos ayuda a entender cómo es la jerarquía del universo: las estrellas se agrupan en galaxias, y éstas en cúmulos. Curiosamente estos no se han formado en regiones solitarias sino en compañía de otros. De hecho, muchos de ellos parecen extenderse hasta el siguiente cúmulo del mismo modo que las ciudades se extienden hasta unirse con otras. De este modo, centenares de galaxias forman puentes o finas hojas entre cúmulos creando estructuras más grandes: los supercúmulos, que contienen al menos una masa de mil billones de soles.

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Si la cosa fuera así todo sería muy sencillo, pero el universo siempre tiene un as en la manga para acabar de enmarañarlo todo. Sin tener que irnos muy lejos, todo nuestro universo local, compuesto por un centenar de miles de galaxias, mil billones de soles, se dirige hacia un punto situado en la dirección de las constelaciones de Hidra y Centauro a una velocidad de 600 km/s, más de dos millones de kilómetros por hora. Allí se encuentra una anomalía gravitatoria conocida con el nombre del Gran Atractor, que encierra una masa de 10.000 billones de soles y cuyo centro se encuentra entre 150 y 250 millones de años-luz de nosotros.

Ahora bien, algunos astrónomos piensan que la Vía Láctea no está siendo atraída sólo por el Gran Atractor, sino por una región mucho más masiva que se encuentra detrás de él: la concentración de Shapley, un conjunto de 17 cúmulos de galaxias a unos 650 millones de años luz. Y no solo eso sino que rizando el rizo otros defienden que puede haber algo todavía más masivo detrás de Shapley, ya que según ellos el movimiento que tiene el Grupo Local no se puede explicar invocando solo al tirón gravitacional conjunto del Gran Atractor y el supercúmulo de Shapley.

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