Un baile muy antiguo

Cada especie cuenta con su propio ritual de seducción. El éxito de una especie se mide en su capacidad reproductiva, por lo que es un aspecto vital que ocupa un espacio importante en el comportamiento de los animales durante su vida adulta. Con el objetivo de despertar la atención de las hembras, los leones exhiben sus melenas, los pavos reales despliegan sus plumas, los carneros muestran la fuerza de sus cuernos y las aves ofrecen bailes y rituales variados que conforman todo un espectáculo de la naturaleza. Plumas, alas y crestas combinadas con movimientos son el flirteo de los animales para ganar el premio de una compañera con la que procrear.

Las aves son, técnicamente, dinosaurios. Así que los especialistas se agarran a la evolución para teorizar acerca de posibles conductas y peculiaridades de la anatomía en los dinosaurios destinadas al cortejo. Y así es como un grupo de investigadores identificó unas huellas de dinosaurios como el rastro de los intentos de “ligoteo” hace 100 millones de años.

“Buscamos y hallamos huellas de dinosaurios carnívoros y herbívoros junto a un equipo internacional de investigación. Entonces, encontramos accidentalmente más de 50 marcas de apareamiento en las rocas de la formación Dakota, al oeste del estado de Colorado. Estas marcas antiguas son similares a las que realizan las aves de la actualidad en sus ceremonias de raspado: los machos muestran su disponibilidad a aparearse excavando falsos nidos para potenciales parejas”.

Así lo explicaba Martin Lockley, profesor de geología y paleontólogo de la Universidad de Colorado en Denver, que encabezó un estudio publicado en la revista “Scientific Reports”.

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“Estos son los primeros lugares en los que se han descubierto evidencias de los rituales de cortejo de apareamiento de los dinosaurios y la primera evidencia física del comportamiento de apareamiento. Estas enormes marcas –algunas tan largas como una bañera– permiten completar una laguna en la comprensión del comportamiento de los dinosaurios. Y continuaremos buscando más marcas de este tipo”.

Estamos ante marcas dejadas por dinosaurios en “arenas de exhibición”, zonas utilizadas para llevar a cabo el cortejo que podemos ver en muchas aves modernas que anidan en el suelo. Solo que estas marcas tienen el tamaño acorde a terópodos de hasta cuatro metros de longitud. Estos dinosaurios carnívoros, el mismo grupo al que pertenece Tyrannosaurus rex y  Velociraptor, caminaban sobre dos patas y, obviamente, no las usaban solo para cazar a sus presas. En temporada de celo entrarían en una fase de actividad frenética para seducir a las hembras y ahora sabemos que podían tener un comportamiento típico en las aves actuales, parecido a la ceremonia del rascado.

“La evidencia de las marcas tiene implicaciones significativas: hay una evidencia física de que los juegos de cortejo de la prehistoria son similares a los de los pájaros de hoy. Y los pájaros lo hacen cerca de los sitios donde acaban finalmente anidando. Así que las marcas fósiles son una clave que nos indicaría que los dinosaurios en celo se aparearon aquí hace millones de años y luego anidaron cerca”.

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