Los polos de la Tierra están experimentando simultáneamente temperaturas extremadamente altas, con partes de la Antártida alcanzando 40 grados centígrados por encima de las temperaturas promedio, mientras que algunas áreas del Ártico han sido de más de 30 ºC por encima de la media, según los datos de las estaciones meteorológicas situadas en estas zonas remotas de nuestro planeta.

Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), la temperatura promedio de la Tierra en cada década desde 1880 ha aumentado 0,08 grados Celsius y la tasa de calentamiento global se ha duplicado en los últimos 40 años desde 1981. Su aumento se debe, en su mayor parte, a la cantidad de gases de efecto invernadero que hemos emitido a la atmósfera.

 

Temperaturas tórridas para la Antártida

Las temperaturas en la Antártida rompieron récords anteriores el pasado 18 de marzo, cuando la estación meteorológica Concordia -que está a unos 3 200 metros de altura- registró -12,2 °C, unos 40 °C más que el promedio. Mientras tanto, la estación meteorológica de Vostok, también en la Antártida (y que fue donde se registró la temperatura más baja de la Tierra con -89,2 ºC), superó los -17,7 °C, venciendo su récord histórico en unos 15 °C. Otra estación costera de la Antártida, la Base Terra Nova, vio temperaturas muy por encima del punto de congelación a 7 ºC. Todo ello basado en modelos meteorológicos de la Administración Atmosférica Oceánica Nacional de EE. UU.

Y es que estamos ante una ola de calor que está golpeando tanto la Antártida como el Ártico.

El Ártico se ha estado calentando dos o tres veces más rápido que el resto del mundo. Había estado experimentando temperaturas inusuales en mediados de marzo, ya que se acercaba o estaba en el punto de fusión, según el científico e investigador principal del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve en Boulder, Colorado, Walt Meier.

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El viernes 18 de marzo, con la aparición de la luna llena de Gusano, el Ártico en su conjunto fue 3,3 grados más cálido que el promedio de 1979 a 2000.

Es un hecho inusual que ambos polos, norte y sur, se estén enfrentando a este calor monstruoso (y, por tanto, derritiéndose), al mismo tiempo.

Según los expertos, se trataría de un evento climático aleatorio pero si volviera a ocurrir o sucede repetidamente, sí que podría ser algo de lo que preocuparse como parte de la evolución del calentamiento global.

 

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