No se trata, desde luego, del trabajo más agradable del mundo, pero el análisis de las heces puede aportar una valiosa información sobre los hábitos de una especie, su dieta y el espacio que ocupa. En el caso de los murciélagos de labios con flecos – Trachops cirrhosus –, esta estrategia ha revelado que estos pequeños quirópteros que viven en los bosques tropicales americanos son unos depredadores formidables, capaces de hincarle el diente a casi cualquier cosa.

 

Con los ojos cerrados

Así, a partir del estudio del material genético hallado en sus excrementos, un equipo de científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, en Panamá, ha averiguado que, además de las ranas de las que se suelen alimentar, cazan insectos, reptiles, aves y otros murciélagos .

Hasta ahora, se pensaba que los T . cirrhosus se guiaban por las llamadas que emitían sus presas, pero en un ensayo publicado en Behavioral Ecology estos expertos apuntan que también emplean su ecolocalización con eficacia, incluso en un entorno donde la vegetación puede enmascarar la posición del objetivo. 

 

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