¿Cuál es el fundamento científico?

Según los defensores de los remedios florales de Bach, su modo de acción no está relacionado con mecanismos moleculares ni farmacológicos, puesto que al dejar las flores en agua al sol durante tres horas y diluir después en brandy, en el resultado final no queda una cantidad significativa de los principios activos de la flor. Su argumento es que las flores de Bach funcionan mediante una sutil energía, arrastrada por el sol al agua, y de ahí al remedio. Esa energía, hasta hoy, nadie ha podido cuantificarla de ninguna manera, y sus defensores no son capaces de definirla en términos científicos.

Sin embargo, no es necesario saber cómo funciona algo para que funcione. 

Cuando se consulta a los supuestos expertos en remedios florales de Bach sobre su acción terapeútica, ellos enumeran una larga lista de propiedades que actúan sobre diferentes enfermedades, entre los que se incluyen ansiedad, estrés, depresión, tartamudez, tabaquismo, falta de confianza, traumas físicos o emocionales, acné, alcoholismo o trastornos de la atención. Algunos se atreven a afirmar que pueden tratar enfermedades tan graves como cáncer o SIDA.

Sin embargo, cuando se realizan estudios científicos, y aún de mayor magnitud, revisiones sistemáticas de dichos estudios, se observa que, como se podía predecir, su eficacia no es superior a la del placebo en ninguno de los problemas que aseguran poder tratar.

En muchos casos —como el estrés, la ansiedad o la falta de confianza—, la sugestión de un placebo puede arrojar, por sí mismo, efectos positivos aun sabiendo que el producto es inocuo, debido a que el paciente siente que está siendo tratado con algo, y somatiza esa sensación, aliviando su malestar. En este sentido, una de las revisiones establece de forma muy irónica: concluimos que los remedios de flor de Bach son un placebo eficaz para la ansiedad.

¿Qué daño pueden hacer?

Si bien, las flores de Bach no tienen un efecto real, se podría pensar que tampoco hace daño. No obstante, no hay que olvidar que el ingrediente principal de los remedios florales —y casi único— es el brandy. Y, como no se cansan de repetir los nutricionistas, por muy poco que se consuma, no existe una dosis de consumo de alcohol segura, y mucho menos, saludable. No deja de ser irónico, en este aspecto, que se proponga un remedio basado en el aguardiente como remedio contra el alcoholismo.

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Sin embargo, incluso ignorando este riesgo, argumentando que solo se consumen unas pocas gotas, y asumiendo que el daño que puede provocar es insignificante, también hay un daño económico directo obvio. El que se trata con remedios florales está pagando por un producto ineficaz, en la creencia errónea de que le servirá para algo.

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