Miedo pulpo

Pulpo imitador imitando a una platija venenosa (A), a un pez escorpión (B) y a serpiente marina (C), y los tres animales imitados (respectivamente D, E, F). (Norman et al., 2001)

Algunos animales llevan a un nivel mucho más alto que el escarabajo avispa esto de parecer peligroso sin serlo realmente. Existen muchos depredadores que pueden atacar a un pulpo; su cuerpo es relativamente blando, y, a menos que se trate de alguna especie venenosa, su única defensa es lanzar un chorro de tinta para confundir al depredador y huir rápidamente con un sistema de propulsión a chorro. Pero el pulpo imitador (Thaumoctopus mimicus) cuenta con un sistema optimizado con el que intimidar a casi cualquier depredador. Es, probablemente, una de las curiosidades más fascinantes de los pulpos —y tienen muchas—.

Como la mayoría de los pulpos, es muy inteligente, capaz de establecer relaciones con facilidad y reconocer patrones. Y lo más sorprendente, aprende cuáles son los depredadores naturales de sus propios depredadores. 

Si se ve amenazado por un pez que es presa habitual de las serpientes marinas, cambia su forma y color, escondiendo parte de su cuerpo por debajo del suelo, para asemejarse a una serpiente marina. Si el depredador teme las aletas espinosas del pez escorpión, adquiere su forma, textura, color, y sus hábitos natatorios. 

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