Nadaba mejor pero no podía caminar

Los resultados de la investigación se publicaron en la revista científica “Alcheringa: An Australasian Journal of Palaeontology”. En el artículo se destacan varias características singulares de esta especie. En primer lugar, destaca su tamaño. Capaz de igualar la altura y peso de una persona, su talla le ha valido a esta ave Spheniscidae para ser conocida como “pingüino monstruo”. Con 1,60 metros de altura y 80 kilos de peso, supera significativamente a la especie de pingüino más grande que existe en nuestros días: el pingüino emperador (Aptenodytes forsteri), que puede medir 1,20 metros y pesar entre 25 y 45 kilos. Además de su tamaño, el estudio de los fósiles determina un aspecto curioso: estos pingüinos serían mejores nadadores que los actuales, sin embargo, es posible que no fueran capaces de caminar erguidos.

El hallazgo de esta nueva especie se corresponde con la existencia de megafauna en Nueva Zelanda hace millones de años. Loros, águilas, murciélagos capaces de excavar y los moas gigantes, aves con aspecto de avestruz representados por las especies Dinornis novaezealandiae y Dinornis robustus, que llegaban a medir 3,7 metros de altura y pesar 230 kilos.

 ¿Por qué crecieron tanto?

La época en la que se enmarca cronológicamente la existencia de este pingüino coincide con el final de los dinosaurios. Junto a ellos, también desaparecieron los grandes reptiles marinos que dominaban los océanos, lo cual pudo permitir a esta especie crecer en tamaño gracias a la falta de depredadores. Así lo ve Paul Scofield, del Museo de Canterbury y uno de los integrantes del equipo encargado de investigar los restos de Crossvallia waiparensis:

«Luego [tras la extinción de los dinosaurios], durante 30 millones de años, fue la era de los pingüinos gigantes».

Hace 60 millones de años, cuando este pingüino gigante recorría las costas neozelandesas, la geografía y el clima de esta región del planeta eran muy distintas a las actuales. Nueva Zelanda estaba unida a Australia, que a su vez pudo estar conectada con la Antártida. En cuanto a la Antártida, lo que hoy vemos como todo un continente congelado, por entonces estaba cubierta de bosques y el clima era más cálido.

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«Las temperaturas del agua alrededor de Nueva Zelanda eran ideales en aquel entonces, alrededor de 25 °C, en comparación con los 8 °C que tenemos ahora».

Esta relación se constata también a través de los parientes del propio “pingüino monstruo”. Parece que uno de los más cercanos fue Crossvallia unienwillia, que vivió en la Antártida en la misma época. En el año 2000 se descubrió parte de un esqueleto fosilizado de esta especie.

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