Arena por el mundo

Gran parte de ese polvo proviene de lugares tan alejados como el desierto del Gobi, del Sahara o de Mojave. De hecho, la arena de los desiertos recorre el globo en unas pocas semanas. No es debido a las tempestades de arena, sino a las incesantes brisas que soplan a una velocidad entre 8 y 15 kilómetros por hora. El polvillo arenoso que se pone en movimiento todos los días por acción de otras partículas de arena resulta ser unos 100 millones de toneladas diarias. La mayoría asciende hasta una altitud de 8 a 10 kilómetros de altura y recorrerán quizá la mitad del globo antes de caer tras varias semanas de viaje. Y es que a esa altura se encuentra una intensa corriente de aire que fue descubierta durante la Segunda Guerra Mundial. Ese “viento de chorro” viaja a unos 10 000 kilómetros por hora y era sentido por los bombarderos durante sus misiones.

Por cierto, el paradigma de los fenómenos cambiantes a nivel planetario es el tiempo atmosférico. La predicción atmosférica es realmente una tarea muy difícil, sobre todo teniendo en cuenta que la “memoria” de la atmósfera es de unos cinco días. Esto quiere decir que en lo que dura una semana laboral los fenómenos atmosféricos han borrado cualquier indicación de las condiciones de presión, temperatura o humedad que había antes. Tengamos eso en cuenta a la hora de despotricar contra los “hombres y mujeres del tiempo”.

No sólo cae arena del cielo. Cada año la masa de la Tierra aumenta en varias toneladas debido a pequeños micrometeoritos y partículas cometarias que no se desintegran al entrar en la atmósfera. Cualquiera de nosotros puede recogerlas simplemente dejando al aire libre un día de lluvia un cubo de agua limpio. Cuando salga el Sol se cubre con un plástico y se deja evaporar el agua: en el fondo quedará un fino polvillo que ha sido arrastrado por la lluvia. Parte será arena de desiertos, pero si acercamos un imán algunas de esas partículas se pegarán a él. Gran cantidad de ellos serán micrometeoritos que flotaban en el aire hasta que una gota los arrastró al suelo…

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