James Edwin Webb fue el segundo administrador de la historia de la NASA desde el 14 de febrero de 1961 hasta el 7 de octubre de 1968 (el primero fue T. Keith Glennan). Webb supervisó la NASA desde el comienzo de la administración Kennedy hasta el final de la administración Johnson, con lo que se vio inmerso como representante de las primeras misiones tripuladas en los Programas Mercury y Gemini hasta días antes del lanzamiento de la histórica primera misión Apolo.

Webb participó en la Segunda Guerra Mundial dentro del cuerpo de Marines de Estados Unidos en 1944. Tras la finalización de la Guerra, regresó a Washington y tras ejercer de asistente ejecutivo de O. Max Gardner, entonces subsecretario del Tesoro, fue nombrado director de la Oficina de Presupuesto en la Oficina Ejecutiva del Presidente, un cargo que ocupó hasta 1949. El propio presidente Harry S. Truman le pidió que aceptara el cargo de subsecretario de Estado del Departamento de Estado de EE. UU.

Tras ocupar un puesto en Kerr-McGee Oil Corp. en Oklahoma City, regresó a Washington el 14 de febrero de 1961 para ocuparse de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio, establecida formalmente el 1 de octubre de 1958.

Bajo su dirección, la agencia espacial estadounidense emprendió uno de los proyectos más impresionantes de la historia, el objetivo de llevar a un hombre a la Luna. No era ni científico ni ingeniero pero su evidente talento acalló las críticas y, bajo su dirección, la NASA se lanzó a la ejecución del Proyecto Apolo. De hecho, en el apogeo del programa Apolo, Webb era responsable de 35.000 empleados y más de 400.000 contratistas que trabajaban para miles de empresas y universidades en los Estados Unidos.

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A pesar del incendio y muerte de los tres astronautas del Apolo 1 en enero de 1967, «Gus» Grissom, Edward White y Roger Chaffee, Webb asumió gran parte de la responsabilidad del desastre y durante el siguiente año y medio, trabajó incansablemente para restaurar la confianza en la NASA. La agencia se propuso descubrir los detalles de la tragedia, para corregir los problemas. Sus esfuerzos tuvieron éxito con el Apolo 7, lanzado el 11 de octubre de 1968, solo tres días después de que James Webb renunciara a la dirección de la NASA.

Murió el 27 de marzo de 1992 y sus restos se encuentran en el Cementerio Nacional de Arlington, en Virginia. 

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