El mamífero carnívoro más grande que haya existido en Australia aún tiene muchos enigmas por resolver. Vivió en gran parte de la isla durante el Pleistoceno, hace entre 1,6 millones de años y 46 000 años. Entre las especies descritas de este género destaca Thylacoleo carnifex, cuyo nombre significa “león con bolsa asesino”, sin embargo, se le conoce popularmente como el león marsupial de Australia. Nos queda mucho por conocer de esta especie, y esa falta de información lleva a debates con opiniones muy opuestas acerca de su comportamiento.

El bocado más fuerte

Como suele ocurrir con la fauna australiana, estamos ante un animal un tanto extraño para los parámetros comunes en otros continentes. En vista de las reconstrucciones realizadas y características que muestran su esqueleto, parece una mezcla entre felino y canguro con habilidades especiales para trepar.

Medía unos 70 centímetros de altura hasta la cruz y 150 centímetros de largo hasta el final de su cola. Podían pesar entre 100 y 130 kilos, aunque algunos individuos pudieron llegar incluso a los 160 kilos.

Lo más llamativo al estudiar los restos fósiles es su mandíbula, excepcionalmente grande para su tamaño. Un estudio se encargó de comparar la fuerza de mordida en relación a la masa corporal de especies tanto extintas como aún vivas. Los resultados concluyeron que el bocado más poderoso lo tenía Thylacoleo junto al también extinto Priscileo roskellyae. Un espécimen de unos 100 kilos podía morder tan fuerte como un león africano de 250 kilos.

De hecho, es en su mandíbula donde encontramos una de las características que lo han llevado a ser considerado el depredador mamífero más especializado. A sus afilados colmillos hay que sumar unos puntiagudos premolares que le servirían para cazar grandes animales. A diferencia de un león, que puede morder durante más de diez minutos a su presa, Thylacoleo posiblemente no pudiera alargar mucho en el tiempo su bocado. Sin embargo, con un solo ataque, sus dientes le permitían perforar carne, ciertos huesos y los principales vasos sanguíneos, acabando rápidamente con grandes presas como Diprotodon, canguros gigantes o megalanias, una especie de dragón de Komodo de tamaño descomunal.

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Sus extremidades anteriores estaban más desarrolladas que las posteriores. Tenía garras retráctiles, una característica nunca vista en otros marsupiales. De esta manera, las garras de Thylacoleo permanecían afiladas al estar protegidas del desgaste. Contaba con un pulgar semioponible que presentaba una garra aún más grande que pudo servirle para agarrar y desgarrar a sus presas.

Según estudios recientes, la cola pudo ser musculosa y rígida como la de los canguros, lo cual le permitiría elevarse sobre sus patas traseras en forma de trípode, dejando libre sus patas delanteras para agarrar a sus presas o para iniciar el trepado en árboles.

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