A pesar de que la tecnología nos hace pensar que todos los puntos del planeta están a nuestro alcance, todavía hay lugares completamente inexplorados y llenos de misterio. ¿Existe en la Tierra algún sitio remoto donde reine el silencio y la soledad más absoluta? La respuesta es afirmativa.

De hecho, la inmensidad del planeta esconde localizaciones del todo inexploradas en las que la nada es prácticamente total. En medio del océano Pacífico se encuentra el Punto Nemo, la ubicación más remota e inaccesible de la superficie terrestre.

Planeta TierraGetty Images/iStockphoto

El Punto Nemo ha sido designado por los científicos como el lugar más alejado de cualquier tierra firme y por tanto uno de los más aislados del mundo. Debido a su remota ubicación, este punto es conocido por su tranquilidad y silencio. En esta zona, el “sonido humano” es prácticamente inexistente.

En este lugar no se oye el tráfico marítimo o las actividades industriales. Esta peculiaridad favorece un ambiente que se acerca a la verdadera quietud natural, donde el sonido principal proviene de la naturaleza. Aquí solo se escucha el susurro de las olas del océano y el canto de efímeras aves marinas.

Sin embargo, conviene señalar que incluso en el Punto Nemo, el “silencio absoluto” es relativo, ya que siempre hay un trasfondo de ruido natural, como el viento y los sonidos del mar. 

Como curiosidad, en 1997 unos oceanógrafos detectaron un ‘rugido’ misterioso a menos de 2.000 km del Punto Nemo. Aunque en principio se especuló con la posible existencia de algún monstruo marino, más tarde se confirmó que se debía al resquebrajamiento del hielo a miles de kilómetros.

El inhóspito Punto Nemo se encuentra en medio del océano Pacífico, a una distancia considerable de las islas más cercanas y de las rutas de navegación principal. Gracias a la tecnología moderna, los científicos han podido saber que hay una distancia equidistante de 1.600 km entre el Punto Nemo y tres islas lejanas: la isla Ducie (al norte), el islote Motu Nui (al noreste) y la Isla Maher (al sur).

Ubicación del Punto NemoWikimedia Commons

Además, se localiza a 4800 kilómetros de la costa de Nueva Zelanda y a 3200 km del norte de la Antártida. También se da la circunstancia de que, al ser un lugar tan alejado de tierra firme, los seres humanos más cercanos allí son a menudo los astronautas de la Estación Espacial Internacional.

Aunque también se conoce como el polo de inaccesibilidad del Pacífico, el Punto Nemo, hace honor a su nombre (“nemo” en latín significa nadie), inspirado en el Capitán Nemo, un misterioso y solitario personaje de la mítica novela de Julio Verne, ‘Veinte mil leguas de viaje submarino’. Y es que este espacio apenas es visitado por los humanos.

Fue descubierto en 1992 por Hrvoje Lukatela, un ingeniero croata-canadiense que calculó sus coordenadas utilizando un programa de computación especializado. “La localización de tres puntos equiláteros es especialmente singular. No hay otro caso igual en la superficie de la Tierra que pueda reemplazarlos”, explicaba en su momento Lukatela.

Por sus condiciones geográficas, tampoco hay constancia de vida en este lugar puesto que no se dan las condiciones necesarias para que prospere la biodiversidad. Según los expertos, la trayectoria de los vientos no arrastra hasta ahí materia viva alguna.

Un ‘cementerio espacial’ en la corriente del Pacífico Sur

Además, este punto se halla dentro de la corriente del Pacífico Sur, una vasta fuerza oceánica con una temperatura media de 5,8 %, que bloquea la entrada de aguas frías más nutritivas, impidiendo que haya alimento, según datos satelitales de la NASA.

Con todo, a pesar de ser un ambiente extremo, las fuentes hidrotermales del magma volcánico, en las profundidades marinas, facilitarían que bacterias, cangrejos y otros seres vivos pudieran subsistir.

Y aunque hasta ahí lleguen pocos visitantes, tampoco este lugar se libra de la huella humana. Y es que, según los investigadores, la corriente del Pacífico Sur acumula grandes cantidades de basura como plásticos, sedales y desechos procedentes de los barcos o las zonas costeras. Las corrientes actúan envolviendo y despedazando esos desperdicios, lo que, según los científicos podría desequilibrar el ecosistema marino.

No obstante, la creencia de que es un punto biológicamente inactivo llevó a la NASA a considerar al Punto Nemo como un ‘cementerio de naves espaciales. Aquí es donde van a parar las naves espaciales que han quedado obsoletas, para asegurarse de que los desechos no causen daños en tierra.

Todo ello ha provocado que en esa localización se acumulen más de un centenar de objetos espaciales despedazados, como fragmentos de satélites o de la estación espacial rusa Mir, que según los expertos no suponen ningún riesgo para estas aguas. La NASA ha propuesto que sea este ‘vertedero marino’ donde se deposite la Estación Espacial Internacional después de 2030. Además la agencia espacial estadounidense prevé deshacerse de telescopios espaciales en esta zona.

Referencias: 

  • Garcia-Castellanos, D.; Lombardo, U. ‘Poles of inaccessibility: A calculation algorithm for the remotest places on earth’. Scottish Geographical Journal. (2007)
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