Hablando de pesca, la sobreexplotación de este recurso en alta mar empuja a los cetáceos, que necesitan comer, a acercarse más a las costas, donde no solo abunda todo tipo de basura, sino que es más fácil que terminen varando.

En los cuerpos de animales varados se han encontrado con cierta frecuencia  contaminantes químicos o  microplásticos. Sin embargo, en este aspecto, es difícil establecer una relación de causa y efecto, y la correlación no siempre implica causalidad. Podría ser que la mayor presencia de contaminantes en el cuerpo no sea causa del varamiento, sino que ambos sucesos compartan una causa común, que sea la proximidad a la costa.

¿Y si me encuentro un cetáceo varado?

No es fácil, y en muchas ocasiones, a pesar de las buenas intenciones, se actúa de manera irresponsable. En primer lugar, hay que comprobar si el animal sigue vivo y llamar a emergencias —tanto si lo está como si no—. Si el animal ha muerto, lo mejor es no acercarse y dejar que se encarguen las autoridades; la información científica que se puede obtener de un animal así es increíblemente extensa, y se podrían contaminar las pruebas. Por otro lado, nunca se sabe qué enfermedades podría llegar a transmitir.

Si el animal está vivo, el escenario es bien distinto. Hay que facilitar lo máximo posible la actuación de los servicios de emergencia. Es esencial evitar que se amontone la gente. Mientras llegan los servicios de emergencia, podemos hacer algunas cosas por el animal, siempre que podamos acceder a él. Entre dos o tres personas, se puede cubrir con cuidado la piel del animal con toallas húmedas para prevenir la insolación, sin cubrir el espiráculo, es decir, el orificio respiratorio. Las áreas que más deben refrescarse son las aletas, por donde el animal transpira, pero siempre con la precaución de no hacerle daño. Puede que esas toallas se calienten más rápido, y sea necesario cambiarlas con más frecuencia. Si se puede, instalar unas sombrillas cerca para que esté en la sombra no es mala idea.

Mirá También: 

En general, tocarlos lo menos posible, pero sobre todo tener muchísimo cuidado con las aletas; son áreas muy sensibles. Si encuentras restos de redes de pesca o sedales, y se cuenta con una herramienta de corte a mano, se puede intentar retirarlos, extremando las precauciones. En caso de dudas, mejor dejar que se encarguen los profesionales.

De cualquier modo, en ningún caso devolver el animal al agua, ni siquiera cuando se trate de un cetáceo pequeño que se pueda cargar. Un animal enfermo y debilitado volverá a varar aunque lo devuelvas, y al manejarlo se le puede hacer daño, sobre todo si se le agarra de las aletas.

Habrá veces que las autoridades, tras una evaluación, lo devuelvan al océano; esto se hace empleando camillas especiales si el animal es pequeño, o esperando a que suba la marea y ayudándole a volver al agua por si solo si es muy grande. Pero en ocasiones antes de ser devuelto al medio natural puede necesitar una revisión veterinaria, o incluso un período de cuarentena y recuperación en un centro especializado. En otras ocasiones, no podrá devolverse y su única oportunidad será ingresar en un centro. Si tiene suerte y sale adelante, allí tendrá una nueva vida y nos proporcionará muchísimo conocimiento científico que podremos aprovechar en su beneficio y en el de sus congéneres.

 

REFERENCIAS:

Fernández, A., Arbelo, M., et al. 2013. No mass strandings since sonar ban. Nature, 497(7449), 317-317. DOI: 10.1038/497317d

Grammatica, K. 2019, agosto 14. Why Do Whales Beach Themselves? Fish and Wildlife Foundation of Florida. https://wildlifeflorida.org/

Jiménez Cáceres, A. 2019. Azul vivo: en nuestras manos. Libros.com.

Mirá También: 

Stonehouse, B., Camm, M., et al. 1998. Whales: a visual introduction to whales, dolphins, and porpoises. Facts On File.

 

Deja un comentario

You May Also Like

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *