Los investigadores han estudiado el ADN antiguo de lobos, incluido el de algunos ejemplares que se han conservado en el permafrost durante decenas de miles de años. «Gracias a este proyecto, hemos aumentado considerablemente el número de genomas de lobo antiguos secuenciados, lo que nos permite crear una imagen detallada de la ascendencia del lobo a lo largo del tiempo, incluso en la época de los orígenes del perro», explica el genetista Anders Bergström, del Instituto Francis Crick del Reino Unido. «Al tratar de situar la pieza del perro en este cuadro, descubrimos que los perros derivan su ascendencia de al menos dos poblaciones de lobos distintas: una fuente oriental que contribuyó a todos los perros y otra fuente más occidental que contribuyó a algunos perros».
El grupo de investigadores de Anders Bergström incluyó en el estudio el ADN de 32 perros que datan de hace 100 y 32 000 años. Descubrieron que los perros se habían diversificado hace 11 000 años, por lo que la domesticación tuvo que ser anterior. En general, se acepta que la domesticación y la diversificación comenzó en algún momento entre hace 40 000 y 20 000 años, y probablemente más de una vez, en diferentes partes del mundo.
El nuevo trabajo se basa en 72 genomas de lobos antiguos, 66 de los cuales se han escaneado para este análisis, que se remontan a 100 000 años de antigüedad, y que abarcan unas 30 000 generaciones de lobos en Europa, Siberia y Norteamérica. Estos genomas de lobos antiguos se compararon con 68 genomas de lobos modernos, perros antiguos y modernos y otras especies de cánidos, como los coyotes.
Entre las muestras se encontraban algunos famosos hallazgos recientes, como el cachorro Dogor, casi perfectamente conservado y que estuvo durante 18 000 años en el permafrost siberiano, y la cabeza de un lobo de 32 000 años, también procedente del permafrost siberiano.
Lo que descubrieron de los genomas los investigadores es que tanto los perros antiguos como los modernos están más emparentados con los antiguos lobos de Asia que con los lobos que vivían en Europa. Esto sugiere que la domesticación y la diversificación pudieron haber comenzado en Oriente en vez de en Occidente.
Sin embargo, hay algo que resulta extraño. El ADN de los primeros perros del noreste de Europa, Siberia y América derivan en un 100 % de una población oriental de lobos. Los primeros perros de Oriente Medio, África y el sur de Europa tienen una contribución de ADN de lobos relacionados con las poblaciones modernas del sureste de Eurasia.
Todo esto vendría a respaldar la idea de que los canes fueron domesticados más de una vez y en distintas partes del mundo. Pero también podría significar que los perros se domesticaron primero en el Este y más tarde se mezclaron con una población de lobos salvajes. Todavía no está claro cuál de estas situaciones tuvo lugar y es que ninguno de los genomas del estudio coincide directamente, por lo que se necesita más información.
El estudio ha permitido a los científicos aprender más sobre los lobos antiguos y su evolución. Han rastreado una variante genética que pasó de ser muy rara a ser casi omnipresente durante unos 10 000 años. Esta mutación afecta a un gen llamado IFT88, que interviene en el desarrollo de los huesos de la cabeza y la mandíbula, y sigue estando presente en casi todos los perros y lobos en la actualidad.
No se sabe por qué la mutación se volvió tan común, pero podría ser cosa de la selección natural y que debido a los tipos de presas disponibles en ese momento hicieran que los cambios provocados por la mutación fueran especialmente beneficiosos. También es posible que el gen haya hecho algo que se desconoce y que la mutación haya aportado un beneficio que no sepamos.
«Esta es la primera vez que los científicos han seguido directamente la selección natural en un animal grande a lo largo de 100 000 años, viendo cómo se desarrolla la evolución en tiempo real en lugar de intentar reconstruirla a partir del ADN actual», dijo el genetista y autor principal Pontus Skoglund, también de Crick. «Encontramos varios casos en los que las mutaciones se extendieron a toda la especie del lobo, lo que fue posible porque la especie estaba muy conectada a través de grandes distancias. Esta conectividad es quizá una de las razones por las que los lobos lograron sobrevivir a la Edad de Hielo mientras muchos otros grandes carnívoros desaparecieron».
Los estudios del genoma completo que abarcan un gran período temporal, como este de lobos y los perros, pueden dar una visión muy detallada de cómo las especies se mueven y cambian con el tiempo.
La siguiente fase de la investigación consiste en delimitar aún más qué lobos fueron los ancestros de los perros modernos. El equipo está ampliando su investigación a zonas del mundo que no han tenido en cuenta en este estudio.
Referencia: Bergström, A. et al. 2022. Grey wolf genomic history reveals a dual ancestry of dogs. Nature. DOI: 10.1038/s41586-022-04824-9
