La Real Academia Española anunció que «confinamiento» es la palabra que definirá, para la posteridad, al año 2020 a raíz de la pandemia.
No es casualidad que la Real Academia Española haya escogido «confinamiento» como la palabra del 2020. De una lista de 12 candidatas posibles, éste fue el término elegido para coronar el cierre de año a nivel lingüístico: a partir del aislamiento, pareciera ser que los seres humanos nos identificamos con esta experiencia común, para todos aquellos que pudieron resguardarse en casa.
Tras casi 10 meses de aislamiento obligatorio en todo el mundo, una de las instituciones que se precia de salvaguardar los «buenos usos» de la Lengua decidió conglomerar en una misma palabra el hastío del encierro, el dolor de las pérdidas y la angustia de la crisis económica que se avecina lenta pero inevitablemente.
Desde 2013, la RAE escoge de entre 250 términos el que mejor sintetiza el sentir del ciclo que termina. Así es: año con año, una institución española decide, en nombre de todos los países hispanohablantes, cómo debería de identificarse el año en curso, que llega a su fin durante los últimos días del año.
Todo el año en una misma palabra
Pareciera ser que, a la luz de esta lógica, las barreras culturales y socioeconómicas de disuelven: a la institución poco le importa si en Argentina se vivió el aislamiento de cierta manera y en México de otra. «Confinamiento» es, a sus ojos, el gran ecualizador que cristaliza la precariedad, la angustia y el sinnúmero de experiencias humanas que se desataron a raíz de la pandemia por Covid-19.
En todo el globo, 580 millones de personas hablan español como su lengua madre. En total, esto representa al 7 % de la población mundial. España cuenta con sólo 47 millones de habitantes. En contraste, México tiene una población de cerca de 125 millones.
Más allá del debate a propósito del carácter imperialista que la RAE ostenta, resulta cuestionable que, después de un año de amplias dificultades humanas, la institución pretenda algún tipo de protagonismo con respecto a cómo definir el 2020. Más aún si el intento se hace en torno a una única palabra.
Diría Michel Foucault que en el lenguaje hay estructuras implícitas de poder. «Confinamiento» es un ejemplo de esto: del aislamiento forzoso que se impuso para evitar la propagación del virus, de la oleada masiva de desempleo que ha azotado al mundo entero, de las múltiples tasas de mortandad por país, que parecieran no ceder, a pesar del paso de los meses.
Mientras tanto, «confinamiento» es la palabra del año. Confinamiento, en fin, confina al 2020 en un mismo término, como una cápsula del tiempo impuesta por una institución española.
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