Pero vayamos a los antecedentes de este conflicto. Es 1929, acababa de iniciarse la Gran Depresión, en Australia Occidental una gran cantidad de colonos, exsoldados de la Primera Guerra Mundial, recondujeron su carrera al cultivo de trigo bajo la promesa de generosos subsidios. Poco tiempo después, la ruina arrasó la zona; los subsidios nunca llegaron y la sequía asoló los campos ayudada por las plagas de conejos.

Y todo se complicó con la llegada de 20 000 emús, que además de arrasar con las ya maltrechas cosechas, derribaban las barreras que levantaban los agricultores para evitar la entrada de los conejos.

Como buenos soldados, los colonos conocían la eficacia de las armas, y solicitaron al gobierno australiano que movilizara las tropas. No solo lo hicieron, sino que con fines propagandísticos, llevaron a un cinematógrafo de la Fox Movietone.

En el conflicto bélico comenzado el 2 de noviembre, apenas consiguieron abatir un puñado de aves. Los soldados no conseguían acercarse lo suficiente, y las armas apenas tenían alcance. En menos de una semana, habían gastado el 25 % de la munición asignada para abatir apenas a 200 emús. Pero no era el único problema. Cada vez que abrían fuego, las aves echaban a correr en todas las direcciones, pisoteando los campos de cultivo y causando aún más pérdidas económicas.

Si tuviéramos una división militar con las capacidades de estas
aves, se enfrentaría a cualquier ejército del mundo. Podrían 
enfrentarse a las ametralladoras con la invulnerabilidad de los tanques.
Son como los zulús, a quienes ni siquiera las balas expansivas detendrían.

— Comandante G.P.W. Meredith

La guerra se prolongó hasta el 10 de diciembre. En el informe final se notificó un total de 986 bajas en el bando de los emús, pero a un coste inasumible. Además, teniendo en cuenta que la población se estimaba en 20 000, se puede decir que los escuadrones de aves quedaron más o menos intactos. Las tropas australianas se retiraron, derrotadas por la incapacidad y el desánimo, con graves pérdidas económicas —tanto por la pérdida de munición, como por el movimiento de tropas y la pérdida de cultivos causada—. Aunque con el alivio de no haber sufrido bajas humanas durante el conflicto bélico.

Mirá También: 

REFERENCIAS:

Dyble, M. et al. 2019. Intergroup aggression in meerkats. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 286(1917), 20191993. DOI: 10.1098/rspb.2019.1993

Johnson, M. 2006. ‘Feathered foes’: Soldier settlers and Western Australia’s ‘Emu War’ of 1932. Journal of Australian Studies, 30(88), 147-157. DOI: 10.1080/14443050609388083

Vidal Cordero, J. M. 2021. Las hormigas. CSIC, Catarata.

Wilson, E. O. 1976. The Organization of Colony Defense in the Ant Pheidole dentata Mayr (Hymenoptera: Formicidae). Behavioral Ecology and Sociobiology, 1(1), 63-81.

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