Los ríos de lava han alcanzado los seis metros de alto en algunas zonas y avanzan ahora mismo a 300 metros por hora (al inicio iban más rápido, a 700 metros por hora). La lava o magma que llega a la superficie emergiendo por un volcán está compuesta por rocas y gases presentes en el manto terrestre y que el intenso calor existente en el núcleo de la Tierra ha derretido. En contacto con el mar, la lava podría reaccionar desprendiendo gases que son peligrosos si se inhalan.

“Cuando ese material de más de 1000 grados entre en contacto con el agua costera, habrá una importante emisión de gases tóxicos, como el azufre. Son tóxicos si son inhalados por la población”, dijo José Manuel Viñas, meteorólogo de Meteored, en rueda de prensa.

Además, la brutal diferencia de temperatura entre la lava y el mar, provocará “fenómenos explosivos”, fuertes explosiones de los elementos que componen la lava, como las rocas que hemos comentado anteriormente. Es decir, pueden salir despedidas a muchos metros de distancia y golpear con fuerza todo lo que encuentren a su paso.

Otra cosa que puede suceder cuando se encuentren lava y agua es que los gases tóxicos lleguen a la atmósfera y se provoque una lluvia ácida, con un potencial dañino sobre la acuíferos, ríos, lagos…  Para Viñas no es, a día de hoy, motivo de preocupación. Sí lo es la inhalación de los gases.

Según INVOLCAN (Instituto Volcanológico de Canarias), el volcán de Cumbre Vieja está emitiendo entre 8.000 y 10.500 toneladas de dióxido de azufre al día. Es de vital importancia mantenerse lejos del volcán y quedarnos en casa, si es posible, con todo cerrado, puertas y ventanas. Si tuviéramos que salir, hay que tratar de no inhalar esos gases. Se recomienda usar mascarilla y gafas.

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Al menos 166 casas y 103 hectáreas han sido arrasadas por la lava del volcán. Según el Gobierno de Canarias, se han evacuado a 5600 vecinos. 

 

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