Esta especie protegida, que se conoce con el nombre científico de Rhinolophus ferrumequinum, no se ha visto en Kent desde hace más de 100 años. Amenazado por la pérdida de hábitat y el uso de insecticidas por parte de los agricultores, que acaban con su su alimento, apenas existen entre 4.000 y 6.600 ejemplares en Reino Unido. Encontrar este espécimen después de 15 meses de búsqueda ha sido como encontrar una aguja en un pajar, para los expertos.

«En una inspección más cercana, teniendo cuidado de no causar ninguna perturbación innecesaria, no había duda de que este era de hecho el murciélago de herradura más grande que habíamos visto jamás. Este es un hallazgo histórico y es solo un ejemplo de lo brillante que es el castillo de Dover por sustentar una variedad de vida silvestre, que hemos estado monitoreando durante algunos años, tanto a nivel profesional como voluntario», explican los investigadores.

 

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