“Aunque sabía que la forma en la Isla del Coco difería de la de Costa Rica continental, necesitaba evaluar completamente la variación morfológica en las especies del continente a lo largo de su rango para estar seguro de que las dos diferían”, comenta Phil Hastings, investigador en el Instituto de Oceanografía Scripps. «Eso requirió un examen cuidadoso bajo un alcance de disección porque estas especies son muy pequeñas».

“Afortunadamente, el estado de protección de la Isla del Coco y las aguas que la rodean son un buen augurio para la conservación de estos pequeños peces que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo”, aclara Hastings.

 

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