Lo que sí está claro es que la música estuvo muy presente cuando aparecieron las primeras civilizaciones. En Mesopotamia la narración de cuentos y la música eran dos aspectos importantes en una cena. En los hogares más pobres, un miembro de la familia tocaba un instrumento, cantaba o contaba una historia después de cenar; los ricos tenían esclavos para ello o pagaban a artistas profesionales. Entre los instrumentos que utilizaban había tambores, campanas, sonajeros, flautas, liras y arpas. Las imágenes que se conservan dejan claro el gran amor de los mesopotámicos por la música, pues los muestran escuchando música mientras beben cerveza, leen o se relajan en su hogar o en el jardín. En Egipto la música y la danza eran más importantes de lo que generalmente se piensa. Según la egiptóloga Helen Strudwick «la música estaba en todas partes en el antiguo Egipto: en banquetes civiles o funerarios, procesiones religiosas, desfiles militares e incluso en el trabajo en el campo» . Eso sí, no tenían el concepto de la notación musical: las melodías se transmitían de una generación de músicos a la siguiente y, por tanto, nunca sabremos cómo sonaban sus composiciones. 

La primera forma de notación musical se encontró en una tableta cuneiforme en Nippur (a unos 160 km al sureste de Bagdad) y data de 1400 a. C. En ella encontramos instrucciones fragmentarias para interpretar música, que componían en armonía terciana y que escribían  siguiendo una escala diatónica. En otras tablillas se encuentran otras notaciones más desarrolladas y cómo se afina una lira. Estas tablillas son las primeras melodías anotadas encontradas en el mundo.

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Referencia:

Panati, C. (1984) The Browser’s book of beginnings, Houghton Mifflin Co.

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