Hace 106 000 años convivían en el suroeste de la península ibérica neandertales, elefantes, lobos, jabalíes, hienas, uros, leones y leopardos europeos. La glaciación de Würm fue el último período glacial que sumió a Europa en una etapa de temperaturas bajas popularmente conocida como la Edad de Hielo. La fauna y los humanos de entonces buscaban refugiarse del frío en aquellos lugares que el clima era más benévolo. Uno de los que mejores condiciones ofrecía era la costa de la actual Huelva. La playa de Matalascañas es hoy un destino codiciado por el turismo en Andalucía. Junto al Parque Nacional de Doñana, esta costa también resultaba un lugar agradable hace más de 100 000 años. 

La dinámica costera actual ha dejado a la luz una superficie rocosa que se ha convertido en un tesoro para la paleontología. En el acantilado del Asperillo se han detectado miles de huellas fosilizadas pertenecientes a mamíferos y aves que compartían un ambiente de lagunas estacionales entre dunas que limitan con la costa, muy parecido a lo que hoy sigue siendo Doñana, pero con un clima más húmedo que el actual. Esta circunstancia permitía que la vegetación abundara, lo cual posibilitó que grandes animales herbívoros prosperaran en la zona sin acusar la falta de recursos que por entonces sufría el territorio europeo de más al norte. Y, allí donde prosperan grandes herbívoros, es habitual que se acumulen depredadores en busca de presas. 

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