La vida en la Tierra surgió hace unos 4.500 millones de años. Nuestra especie, Homo sapiens sapiens, es una de las más recientes en pisar el planeta, con registros fósiles que se remontan a menos de 300.000 años. Y, uno de nuestros primos, en el corazón de las densas selvas tropicales de la República Democrática del Congo, vive una especie de grandes simios conocidos como bonobos (Pan paniscus). También conocido como chimpancé pigmeo, es el gran simio más pequeño de todos. Las cinco especies de grandes simios son: chimpancés, bonobos, gorilas, orangutanes y Homo sapiens); los humanos pertenecemos también a la orden de los primates, igual que los simios.

Los bonobos comparten aproximadamente el 98,7% de su ADN con los humanos, -el mismo porcentaje que con los chimpancés (Pan troglodytes)-, lo que los convierte en uno de nuestros parientes vivos más cercanos.

Estos son los únicos primates -aparte de los humanos- que no matan a los de su especieMidjourney/Sarah Romero

Enemigo común

Ahora, un equipo internacional de científicos dirigido por la Universidad de Kioto ha demostrado que nuestros primos más pacíficos, los bonobos famosos por sus interacciones pacíficas, caracterizados por la armonía y la cooperación en su estructura social, y a quienes nunca se ha observado que maten a extraños, muestran una versión moderada de lo que se denomina “efecto del enemigo común”, que hace que el colectivo aparte a un lado los enfrentamientos existentes y se una para resolver un problema aún mayor que afecta a toda la comunidad , lo que indica que este comportamiento puede haber surgido hace varios millones de años, antes de que nuestros linajes siguieran caminos separados.

Las sociedades de los bonobos son matriarcales, lo que significa que las hembras desempeñan el papel más importante dentro de las jerarquías sociales. Se cree que esta estructura centrada en las hembras contribuye a la paz general del grupo. Las hembras forman fuertes vínculos entre sí, lo que ayuda a mantener la cohesión social y reducir la agresión entre los miembros de la comunidad. Muestran altos niveles de cooperación y altruismo -incluso con individuos desconocidos- y tienen más probabilidades de compartir alimentos (son arbóreos por naturaleza y pasan mucho tiempo en los árboles) y recursos que los chimpancés, por ejemplo.

El descubrimiento de que, al igual que los humanos, los bonobos se unen ante un enemigo o problema compartido, sugiere que el vínculo entre las amenazas del exogrupo y la cohesión del endogrupo se remonta a muchos millones de años. Sabemos que nosotros nos comportamos así, incluso que los chimpancés lo hacen; ahora tenemos que incluir también a los bonobos que, en algún momento de su camino evolutivo, marcaron el vínculo social como un comportamiento prioritario entre la comunidad.

Humanos y gorilas compartimos más del 96% del genomaMidjourney/Sarah Romero

Experimento

Para llegar a esta conclusión, los investigadores diseñaron un experimento en el que se reproducirían vocalizaciones de otros grupos para ver cómo reaccionaban los grupos de bonobos. En total, se estudiaron ocho grupos de bonobos en cinco lugares de cuatro países. «No teníamos idea de cómo resultaría esto. Sin una competencia letal entre grupos, un vínculo entre la cohesión del endogrupo y la competencia del exogrupo no sería tan adaptativo, pero si el efecto se remonta a antes de la división evolutiva entre humanos, chimpancés y bonobos, entonces aún podría haber reliquias del efecto en los bonobos modernos», aclara James Brooks, autor principal del estudio que recoge la revista PloS One.

Según los expertos, los resultados demostraron que los bonobos prestaban atención y estaban vigilantes ante las llamadas de otros grupos. Sin embargo, se observó que los bonobos adoptaban una postura más erguida y reducían el tiempo de descanso, con un leve aumento en las actividades de acicalamiento social, un comportamiento crucial para fortalecer los lazos sociales. A diferencia de los chimpancés, que suelen mostrar una mayor agresión en respuesta a una posible amenaza, los bonobos son reconocidos por unas interacciones bastante pacíficas.

Los bonobos son famosos por sus interacciones pacíficasMidjourney/Sarah Romero

Así las cosas, el estudio sugiere que los bonobos mantienen un enfoque sutil hacia la cohesión grupal, priorizando el vínculo social sobre la agresión defensiva, lo que podría responder a una estrategia evolutiva centrada en la construcción de alianzas, fomentando la colaboración de los individuos del grupo por encima de la competencia entre ellos.

En comparación, «los humanos somos capaces de ambas cosas: podemos cometer actos horribles contra quienes consideramos ajenos a nuestro grupo, pero también somos capaces de colaborar y trabajar juntos a través de las fronteras», comenta Shinya Yamamoto, coautor del trabajo. «Los bonobos nos enseñan que la forma en que nuestros antepasados trataban a otros grupos no determina nuestro destino. Nuestra propia especie tiene elementos de las relaciones grupales de los chimpancés y los bonobos, por lo que es fundamental que entendamos cómo ambos pueden evolucionar y lo han hecho».

Así que parece que, hace millones de años, de alguna manera, los bonobos dejaron de cometer agresiones letales a nivel de especie. Algo que no sucede ni con gorilas, ni orangutanes, chimpancés o gibones, que sí se matan entre sí.

A pesar de esta proximidad genética, sus comportamientos sociales son marcadamente diferentes a los de otros primates.Midjourney/Sarah Romero

Referencias: 

  • James Brooks, Karlijn van Heijst, Amanda Epping, Seok Hwan Lee, Aslihan Niksarli, Amy Pope, Zanna Clay, Mariska E. Kret, Jared Taglialatela, Shinya Yamamoto. Increased alertness and moderate ingroup cohesion in bonobos’ response to outgroup cues. PLOS ONE, 2024; 19 (8): e0307975 DOI: 10.1371/journal.pone.0307975
  • Maud Mouginot, Michael L. Wilson, Nisarg Desai, Martin Surbeck. Differences in expression of male aggression between wild bonobos and chimpanzees. Current Biology, 2024; DOI: 10.1016/j.cub.2024.02.071
  • Instituto Jane Goodall España
  • Prüfer, K.; Munch, K.; Hellmann, I.; Akagi, K.; Miller, J.R.; Walenz, B.; Koren, S.; Sutton, G.; Kodira, C.; Winer, R.; Knight, J.R.; Mullikin, J.C.; Meader, S.J.; Ponting, C.P.; Lunter, G.; Higashino, S.; Hobolth, A.; Dutheil, J.; Karakoç,; Pääbo, S. “The bonobo genome compared with the chimpanzee and human genomes”. Nature 7402 (486): 1-5, 14 de junio de 2012. DOI: 10.1038/nature11128 
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