Recogecacas

Curiosamente, este nombre trae malos recuerdos a los habitantes más ancianos de ciudades como Singapur. Tras la II Guerra Mundial las infraestructuras quedaron prácticamente destruidas y la única forma de eliminar los productos fecales humanos era mediante este método de recolección manual. Durante la primera mitad del siglo XX, cuando el Partido Nacionalista Chino (Kuomintang) gobernaba el país, los hombres más pobres se dedicaban a la recolección de las deposiciones de sus conciudadanos, que transportaban a la manera tradicional, en dos cubos colocados en los extremos de un palo apoyado sobre sus hombros. En Hong Kong el sinónimo de night soil significaba «verter fragancia en la noche».

Lo peor de todo es que en pleno siglo XXI, en la India, todavía existen quienes se encargan de este tipo de «servicio»: son considerados intocables y se les llama safai karmachari. A principios de este siglo el gobierno de este país que, recordemos, posee bombas atómicas y tecnología nuclear, reconocía que todavía quedaban 676 000 personas recogiendo la mierda de sus convecinos. Un número que ha sido denunciado como demasiado optimista por diferentes organizaciones sociales, que lo estiman en 1,3 millones de personas. Hoy todo sigue igual.

Declarar una guerra por la caca de las aves

Estoy seguro que si le digo que ha habido guerras por culpa de unas heces va a alzar incrédulo las cejas. Pero es así. Fue la llamada Guerra del Pacífico, que se vivió en Sudamérica entre 1879 y 1883 y que enfrentó a la alianza peruano-boliviana y Chile por el control del salitre y el guano, que no es otra cosa que excrementos de aves marinas y un potente fertilizante.

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Pero el popó animal no solo sirve para abonar el suelo. Las heces de ganado secadas al sol, como las de camello o bisonte, se usan como combustible y material base para hacer el adobe que acaba cubriendo suelos y paredes. Incluso algunos pueblos tienen un concurso de lanzamiento de boñiga de camello y de vaca. ¿Y qué decir del Kopi Luwak o café de civeta? Esta infusión se hace con granos de café que han sido comidos y luego defecados por la civeta de las palmeras común o Paradoxurus hermaphroditus, un animal parecido al mapache que vive en India, sur de China e Indonesia. Y en Asia Central las boñigas de oveja se utilizan en el Kumalak, un sistema para predecir el futuro.

Referencia:

Laporte, D. (1998) Historia de la mierda, Editorial Pre-Textos

Piñol, M. (2016) El gran tratado de la caca, Editorial Planeta

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