El origen de la historia

Esta increíble historia apareció publicada por primera vez en 1860 en el libro Footfalls on the Boundary of Another World de Robert Dale Owen. En él afirma que su fuente de información había sido la propia Julie de Güldenstubbe, quien le autorizó a mencionarla abiertamente. Más de veinte años después, en 1883, una revista dedicada al ocultismo Light, publicó un texto que presentó como el relato completo de la historia de Émilie, y que fue del que Robert Dale Owen extrajo una versión abreviada para su libro. Sin embargo, estamos exactamente ante el mismo texto, que aparece sin firmar. El investigador psíquico Alexandre Aksakof dijo que era la transcripción completa del testimonio de la entonces baronesa Julie de Güldenstubbe.

Otro que se interesó en el tema fue el famoso divulgador de la astronomía Camille Flammarion, que durante años estuvo investigando fenómenos espiritistas. Flammarion dijo haber conocido a la baronesa y a su hermano, Johann Ludwig von Güldenstubbe, en 1862 y que eran muy activos en el círculo espiritista parisino. Los describió como «muy sinceros, tal vez un poco místicos, pero indiscutiblemente leales», y señaló que el barón había escrito un libro curioso sobre el espiritismo: La realidad de los espíritus y el maravilloso fenómeno de la escritura automática. En el transcribió los más de 2 000 mensajes de espíritus que había recibido en sus sesiones.

Para Flammarion resultaba obvio -como para cualquiera- que toda esta historia se basa exclusivamente en el testimonio de Julie de Güldenstubbe, cuyo noble título no le impedía ni de tener una exacerbada imaginación ni tampoco de vivir en una familia que estaba inmersa en el mundo espiritista. La descripción que en 1859 hizo de la baronesa el periódico Daily News es muy reveladora: «muy inteligente y amable, pero una criaturita de aspecto muy extraño, sobrenatural y élfica».

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Flammarion decidió buscar más información que confirmara la existencia de Émilie. Si tenía 32 años en 1845, debía haber nacido alrededor de 1813, pero no encontró ninguna familia Sagée en el registro civil de Dijon. Lo que sí encontró fue esta partida de nacimiento: «El 3 de enero a las seis de la mañana, Marguerite Saget, de treinta años, trabajadora natural de Orbigny, departamento de Haute-Marne y residente en Dijon, hija mayor de edad, dio a luz a una niña a quien dio como primer nombre Octavie”. La ausencia de mención al padre revela que fue hija natural. Flammarion supuso que se trataba de Émilie Sagée, y que el nombre podría haber sido alterado inconscientemente; primero, por la memoria de la alemana Julie de Güldenstubbe y después por la transcripción inglesa de Robert Dale Owen.

Esta partida de nacimiento es el único indicio, aunque indirecto, de la existencia de esta profesora. Algo realmente muy pobre. Más sospechoso d que todo puede ser un invención de la propia Julie es que jamás no se ha encontrado otro testimonio similar al de Julie en ningún otro de los 18 colegios donde supuestamente se dieron los fenómenos; tampoco se ha encontrado ningún testimonio de las 41 compañeras de Julie, y ni tan siquiera se ha podido verificar la existencia real del supuesto internado. ¿No será todo producto de la ‘élfica’ imaginación de la baronesa?

Referencias:

Aksakof, A. (1906) Animisme et spiritisme: essai d’un examen critique des phénomènes médiumniques, spécialement en rapport avec les hypothèses de la «force nerveuse», de l'»hallucination» et de l'»inconscient», Paul Leymarie

Flammarion, C. (1921) La Mort et son mystère: Autour de la mort, vol. 2, Ernest Flammarion

Owen, R. D. (1860) Footfalls on the Boundary of Another World, J.B. Lippincott & Company

 

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